viernes, 24 de diciembre de 2010

Brindis Solsticial.

Estimados miembros activos, familia y comunidad de nuestra Respetable Logia Simbólica
los saludo con afecto, buenas noches a todos.
Deseo iniciar compartiéndoles una visión respecto a los trabajos realizados durante este ciclo por este grupo de jóvenes masones, al cual me honro en pertenecer, ya que en esta actualidad lo público y lo privado se mezclan de tal manera que en otras épocas resultaría incompatible, connivente, promiscuo, transgresor. Ahora, el pensar transversalmente abarcando diversos ámbitos de nuestras vidas es inevitable y tal vez, más que necesario, decisivo. Por ello, les invito a escuchar mis palabras.
En esta ocasión, durante estos doce meses hemos contemplado el fenómeno arquetípico del fénix de un grupo de masones que sufrió algunas conmociones de toda índole, templándonos para realizar con mayor responsabilidad, anticipación y compromiso nuestras labores masónicas, lo cual impactará sin duda nuestras vidas personales.
Ciertamente, una logia donde predominan numéricamente los jóvenes debe tener singularidades que son bidireccionalmente causa y efecto, que son movilidad laboral, inestabilidad, ímpetu, osadía, trabajo febril, pasión, frenesí. En este año pienso nos hemos dado cuenta mejor de ello y con un esfuerzo colectivo mejor dirigido hemos logrado mostrar las diferentes competencias y capacidades de cada uno de nosotros y reintegrarnos para lograr cerrar con plenitud de regularidad y energía esta espiral.
Aprendimos lecciones grupales, a delegar y a responsabilizarnos, a automotivarnos y a darnos cuenta de cuán valiosos podemos ser para el trabajo en equipo. Sea este esfuerzo cooperante muestra simbólica de que la sinergia entre quienes se reúnen para realizar obras elevadas a la gloria del gran arquitecto del universo siempre rinde frutos generosos.
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Sabemos bien que se aproxima el 24 de diciembre, celebración universal en todas las culturas humanas, y en ese tenor, me resulta imposible evocar en franca analogía con el Cuento de Navidad de nuestro Q:. H:. Charles Dickens, al fantasma de los masones pasados, el fantasma de los masones timoratos que se fueron al Et:. Or:., de los masones que se fueron sin dejar gloria, herencia ni trascendencia alguna.
Ahora, desde el más allá, sin duda escuchan el grito que cada vez más voces externan en este país: DÓNDE ESTÁN LOS MASONES? DÓNDE ESTÁN LOS LIBERALES QUE CADA CIEN AÑOS SE ORGANIZAN Y SALEN DE SUS LOGIAS A SALVAR AL PAÍS?

La masonería del servilismo, que va a rendirse ante los poderosos, ante quienes detentan un cargo temporal y profano, no es congruente con una masonería actuante, nunca silente, ni cómplice ante el clamor popular que nos increpa, en pleno Bicentenario y con el dudoso honor de contar con treinta mil almas de connacionales desencarnados debido a una guerra estéril, avanzando en corrupción, en desigualdad, al ser ya el segundo país más inequitativo del mundo, con una calidad educativa que yace en el fondo de la gran mayoría de los indicadores, en un Michoacán que fue cuna de grandes hombres, pero que hoy, ante los ojos del mundo ó somos delincuentes ó somos migrantes. ¿Podremos salir a la calle y mirarlos con la frente en alto si somos presas de la inacción?

Es una metapetición que se ahoga reiteradamente por la inacción de los responsables, de los malos masones, de los que han olvidado su función trascendental y la han corrompido, prevaricado con ella y se han vuelto insensibles a las miserias del pueblo. Espero que en lo concreto de este espacio, ese sentimiento nos conmueva a reventar.

Hemos de decir que en esta logia no queremos más a los medrosos, a los tibios, a los hipócritas. A nuestras propias acciones antimasónicas, egoístas, descuidadas las desconocemos como tales y evitaremos con toda nuestra fuerza y vigor repetirlas a partir de este fuego nuevo, que simboliza la quintaesencia del Cristo Cósmico; del Uno, fraccionado en doce apóstoles y arquetipos zodiacales, que nos arrojará a una nueva travesía por todas las fibras de nuestra sensibilidad, de los ámbitos de nuestra existencia durante 365 días más.

Por ello, los exhorto a sumar más que nunca nuestras fuerzas para lograr la acción consecuente, pensante y solidaria con todos aquellos masones de buena voluntad que tendrán acción durante el 2011.

Aquí hay profesionistas, que actuamos comprometidos con una nación -cuya miseria palmea nuestras mejillas -para que propalemos con nuestro ejemplo a todo nuestro alrededor un genuino y sentido de urgencia constructiva, como nos aleccionan perennemente las hormigas, los castores, las abejas pero parecemos no aprender a pesar de que parece acabarse nuestro mundo tal y como lo conocemos. No esperemos a que nos llegue el invierno como país, estado y como logia.
Hemos logrado constituir una sólida red social, un grupo de amigos y hermanos que debe de ir creciendo y cobijando a todos, con la sinergia, el ganar –ganar que solamente la espontánea, legítima y libérrima intención de congregación humana

En este ciclo, el Pr:. Vig:. de esta R:. L:. S:. no se encuentra presente hoy, lamentablemente su situación laboral le ha dificultado su regularidad en asistencia con nosotros, por ello envío mis mejores deseos para que prontamente pueda retornar asiduamente a desempeñar sus trabajos masónicos, que sin duda son una faceta importante de su existencia. Quiero recalcar, a manera de un logro sistémico, el hecho de que a pesar de la distancia, en este año, tres QQ:.HH:. han logrado alcanzar el tercer grado, como muestra del estudio autodidacta y del acompañamiento que el resto de los maestros les han brindado.

Por otra parte, nuestro Q:.H:. Seg:. Vig:. aquí ha estado presente, ha brindado seguimiento a los aprendices, y entrega a su sucesor una logia con una columna del norte nutrida. Esperamos el retorno del Sol Invicto con expectativas muy altas respecto a las más recientes incorporaciones a nuestra logia, quienes han logrado con su ímpetu, asistencias y trabajos constantes mostrar que estamos para fijarnos metas mucho más altas para el ciclo masónico 2011, alcanzando mayor sinergia para lograr nuestra evolución grupal e individual en esta colectividad.

Por lo anterior, pongámonos de pié,
(Todos se ponen de pie),

carguemos nuestros cañones con pólvora roja, alineemos al frente y, todos al unísono digamos: ¡Fuego!

TODOS: ¡Fuego!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿La Masonería, fuera del Top 10 de las Sociedades Secretas más importantes ahora en México?

En otras épocas hubiese sido impensable realizar un reportaje de mediana calidad sobre sociedades secretas en nuestra nación sin colocar a nuestra Ant:. y Hon:. Inst:. en primer lugar. Hoy, El Universal en una de sus secciones más frívolas, abiertamente la excluye. ¿Es justificada su ausencia? ¿Aplica la teoría de la conspiración o abiertamente ya no figuramos en importancia? ¿Cómo interpretar esto en pleno año del Bicentenario?

El enlace es: http://de10.com.mx/9775.html


¿¿ Qué opinión les merece, mis QQ:.HH:. ??


Reciban un T:. A:. F:.

viernes, 22 de octubre de 2010

Todo el Apoyo a mi Hermano.

La lógica y visión masónica de ser y funcionar como un grupo de personas cohesionadas, articuladas y organizadas de tal manera que se apoyen respectivamente en los diferentes aspectos de sus vidas es poderosa. Hasta la fecha, es motivo de admiración por parte de los profanos y sin duda, uno de los principales motores para la venta masiva de los libros que giran en torno a nuestra Ant:. y Hon:. Inst:. Sin embargo, en tiempos actuales, parece haberse perdido tal poder, sinergia y voluntad común que se había logrado en siglos anteriores de manera general. Esto es más que evidente y no es materia de este Traz:., ya que ejemplos abundan.

En aras de compartirles un poco de mis experiencias al respecto, y viendo como otros hermanos sí han sido traicionados, encarcelados, defraudados, difamados, vilipendiado o incluso asesinado, es que prefiero que sea a través de un Traz:. como se puedan transmitir las vivencias que me han embargado al respecto, en donde cada vez en mi ser se ha sembrado más la desconfianza hacia la palabrería hueca y he retomado la meta de brindarle más seguimiento a mis compromisos verbales.

En particular, me llama la atención la reiterada muestra de “todo el apoyo a mi hermano”, que he recibido estando en calidad de víctima de un proceso amañado de “suspensión de derechos masónicos”, en donde he visto expresiones sinceras respaldadas por hechos y simple palabrería hueca, acompañada de preguntas morbosas cada cierto tiempo, “cómo va tu caso”, suelen preguntar los propios ejecutores y cómplices de tal medida que empaña en mucho su praxis masónica. Ni qué decir en ámbitos políticos, laborales o de asociaciones civiles, en donde me ha acontecido lo mismo, para contemplar como en los hechos simplemente los QQ:. HH:. te dejan solo, siendo que esperabas contar con ellos, ya que de propia voz te habían externado su apoyo.

De la misma manera en la cual los cuadros negros replican a los blancos, en Log:. nunca falta el medroso, el cuentagotas, el capaz de medir el costo/beneficio de brindar “todo el apoyo al hermano” y el permanecer al margen de toda acción. En el hecho de ser calculadores y fríos estriba la disolución de la hermandad y la conversión de nuestras relaciones sinceras en simples cuestiones transaccionales, intercambiables, desechables, olvidables y suprimibles. En el mejor ánimo de combatir la hipocresía es que hago también esta denuncia, que no es sino muestra de una más de las debilidades humanas, de las que todos somos ejecutores cotidianos.

Dicen que en la desgracia se conoce a los amigos, y aunque la mía es una desgracia simbólica, me parece que no es sino la representación de un drama que nos acontece a diario: la suma de traiciones, desapegos, abandonos e hipocresías dentro de la Or:. es tan grande como la humanidad misma.

Sólo cuando el mal masón está ensoberbecido e inmerso en su propio camino es que no puede opinar ni comprometerse auténticamente respecto a lo que siente el Hermano en desgracia, jamás se detienen a pensar qué harían en su situación ni son capaces de realizar mayor acción al respecto. Para quedar bien solamente basta decirlo de dientes para afuera, no son capaces de mirarlo a los ojos y evaden continuamente toda acción para resolver las situaciones que le afligen.

Por ello, me he dado cuenta de que a un hermano no solamente se le reconoce como tal, sino se le siente. Sus logros son, en cierta forma, pequeñas victorias propias. Si no somos capaces de sentir esto, entonces debemos pensar dos veces antes de intentar hacernos pasar por hermanos de todos, ya que muy probablemente seremos descubiertos antes de que nos lo imaginemos, ya que generalmente los humanos antes de colocar la trampa, siempre develamos el engaño. Creo que cuando no se sienten en positivo los logros de nuestros hermanos, cuando solamente pensamos en los propios, hablamos de nosotros mismos sin escuchar a los demás, estamos muy cercanos a ser lo que los masones combaten: soberbios, hipócritas y ambiciosos.

En cambio, cuando esta cualidad se da en positivo, es entonces cuando uno comprende que la familia masónica es tan grande como los hermanos que uno reconoce. Por ello, apoyar las causas del hermano debe ser materia de análisis completo. No es solamente decir las cosas, sino que hay que comprometerse de pensamiento y palabra, para lograr ser hermanos auténticamente, no quedarnos a medio camino o defendiendo intereses personales.

Cuando crecen los grupos humanos en algún ámbito, generalmente este clima de bienestar irradia a los más débiles, beneficia a los más inteligentes, los más poderosos comparten rápidamente los logros con los menos fuertes y se distribuye equitativamente el bienestar, caso contrario cuando se monopolizan los cargos, las condecoraciones, los conocimientos, el estatus, etc.

El apoyo al hermano no solamente se brinda de palmadazo, sino también se expresa cuando se critican las decisiones del mismo, cuando se le pone entre columnas, cuando se le cuestionan sus defectos, y esa es una muestra de sinceridad y hermandad. Aunque muchas veces es preciso dejar solos a quienes van por un camino que consideramos equivocado, también es menester señalárselo claramente. De lo contrario, nuestro silencio es próximo al engaño y a la hipocresía.

Por ello, conozcámonos más, acerquémonos de mejor manera para poder estrechar los lazos solidarios. A veces nos creemos tan buenos, tan ostensiblemente luminosos que creemos que “regalar” nuestro tiempo para asistir a alguna reunión es hacer caridad por los demás. Nada más alejado de la realidad El día que comprendamos de mejor manera la corresponsabilidad que implica acudir a trabajos entenderemos cabalmente que ser masón no significa alcanzar la perfección, sino un compromiso profundo y responsable por esforzarse perseverantemente para lograrla, todos en conjunto, llegando todos a su ritmo a la meta fijada.
Los hermanos perfectos no existen. Las logias perfectas tampoco, pero cuando seamos un grupo suficiente de QQ:.HH:. trabajando incesantemente por alcanzarla, entonces lograremos el cambio en nuestros entornos. Esto es lo que considero el principal secreto de trabajar entre hermanos.
En nuestra R:.L:.S:. no creo que estemos tan mal, tan deterioradas las relaciones, pero simplemente no nos estamos dando el tiempo ni el espacio necesario para poder crecer en conjunto. Vinculándonos en épocas de premura como en bonanza podremos lograrlo, ya que cuando estamos bien muchas veces no hacemos el esfuerzo extra para estar mejor.
Al final de la jornada, cuando contemplemos las obras realizadas y los amigos con los que contamos, a quienes servimos cotidianamente, podremos darnos cuenta de qué clase de masones somos. ¿Tendremos todos la capacidad de introspección como para realizar tal acción?
Y en particular, cuando digamos “tienes mi apoyo, mi Hermano” hay que procurar que eso sea dicho sinceramente y que nuestra firma, nuestro tiempo, dinero, recursos, e incluso nuestra propia vida sea la que respalde tales palabras, porque no son simples banalidades, sino son la reiteración de nuestros juramentos a la manera de amor fraternal que nos enseñaron muchos maestros ascendidos. En caso contrario, la puerta está abierta para todos.
Or:. de ... a 23 de octubre de 2010, E:.V:.



Fraternalmente,
M:.D:.P:.
¡Es Cuanto!

sábado, 9 de octubre de 2010

Construyendo Nuestra Propia Masonería

Todos los presentes, en mayor o menor medida conocemos de Masonería, nos ostentamos y nos gusta que nos reconozcan como tal, pero considero que es sumamente importante construir simultáneamente nuestra propia masonería, en tanta medida como se aprende y asiste al Tal:. No basta practicarla cotidianamente, sino se requiere organizar nuestro estilo de vida para lograr ser mejores personas, alcanzar nuestros objetivos y ayudar sincera y desinteresadamente a nuestros hermanos a alcanzar sus sueños.
Desde esta concepción, el Universo representado simbólicamente en nuestros templos es nuestra vida, nuestras columnas nuestros principios activo y pasivo que están presentes ingentemente en todos los aspectos de nuestras vidas, el Ara es lo más sagrado de lo santo que existe para nosotros mismos, el V:.M:. es nuestro buen juicio, que nos aleja del mal y encabeza el camino a seguir en nuestras vidas, el Or:. es la voz de nuestra conciencia, el Sec:., nuestra memoria, los Vvig:. cuidan de nuestra formación académica y el alejamiento sucesivo del simplista saciamiento de nuestros instintos. El Hosp:. es nuestro espíritu caritativo, conmiserado ante las desgracias ajenas, pleno de solidaridad, el G:.T:. es nuestra discreción y capacidad de mantenernos a cubierto ante las distracciones e impertinencias que nos prueban y retan cotidianamente, el M:. de C:. es el porte que debemos guardar en todo momento en nuestras vidas, etc.
Y ni qué decir del simbolismo astrológico, cabalístico o hermético de cada uno de estos elementos tan preponderantes de nuestras logias, ya que los colores, materiales, polaridades y elementos utilizados guardan significados tan profundos que solamente cada uno de nosotros debería osar interpretar en el contexto irrepetible y vivencial del sendero individual.

Para qué construir nuestra Masonería.
Definitivamente debemos de tener un concepto personal de la masonería, para ser capaces de de definir adecuadamente la mejor manera de construirnos a nosotros mismos en cada aspecto de nuestras vidas, encontrar los mejores caminos para ser quienes estaremos destinados a ser, en plenitud de todas nuestras facultades, desenvueltas a cabalidad y con ello, poder aplicar asertivamente lo que aprendemos en nuestra vida cotidiana. Construirlo es tarea de todos nosotros.
Estos arquetipos, símbolos y alegorías que contemplamos semanalmente deben permear tanto en nuestro ánimo al grado de influenciar nuestras acciones. La experiencia que adquiramos estas dos horas que dedicamos a hacer masonería serán más ricas en tanto logremos que lo que vivimos en Log:. sea plenamente vivencial, significativo, trascendente, extrapolable a cada aspecto de nuestras vidas. El que tenga oídos para oir, que oiga.

Es elemental para aquél masón que desee ser a la vez Apr:. y V:. M:. de su propia vida, lograr partir de la concepción de masonería que se haya creado para poder comenzar a hilvanar todos los aspectos de la propia vida. Ella marcará el sendero de autoconstrucción para lograr convertir nuestra vida en un taller eterno de desarrollo individual. Los resultados, los veremos pronto, al ver destellos de la Gran Obra al develarse tras efectuar cincelazos cotidianos.

Las estrategias.
En verdad hay muchas maneras concretas de comenzar a implementar la masonería en nuestras vidas, mediante el empleo de herramientas tales como el plan de vida, la agenda, el diario, la bitácora, etc. Asimismo, trabajar las facultades de la conciencia humana, ejercitar la voluntad, la disciplina, la perseverancia, cuidar y mejorar la salud, ejercitar la atención y comprensión nos ayudará mucho a ir logrando ser mejores personas. La lectura cotidiana ejercita la receptividad, a la par que escribir nos ayuda a aprender a expresarnos de mejor manera, organizando nuestras ideas lógicamente, para ser cada día más elocuentes, a la vez que se debe de cultivar la salud integral, las relaciones con nuestros semejantes y nuestra vida espiritual.

Los ámbitos de nuestras vidas.
Una de las cuestiones más difíciles de nuestra vida es definir, delimitar y brindar seguimiento constructivo a cada una de las facetas, ámbitos o aspectos de nuestras vidas, ya que el ritual, o rutina, oración y acciones que realizamos en pro de nuestra vida no siempre permiten deconstruir de la manera más clara todos los vectores de nuestra existencia y menos aún, lograr organizarlos, priorizarlos y plantearles metas y objetivos a cada uno de ellos.

Papel del simbolismo masónico.
Como lo enuncié desde el comienzo de este Traz:., grado a grado, ceremonia de exaltación tras otra, peldaño a peldaño en la escala masónica, acumulando palabras sagradas, edades, grados y secretos inconfesables, se fragua al masón, pero el cómo ser mejor persona, pareciera ser tema por visto, lo cual al obviarse, muchas veces se olvida. Son 33 Ggr:., lo cual hace perder de vista en muchas ocasiones que la masonería se ejercita en la propia vida y al Tal:. solamente arribamos a demostrar la evolución que hemos alcanzado en una semana con los conocimientos adquiridos la anterior.
Análogamente a nuestras vivencias, a la misma usanza en la cual se emplean los libros sagrados, respetando la proporción de la comparación, la lectura de las liturgias, de los manuales, enciclopedias y prontuarios masónicos, son altamente recomendables. Siempre habrá algo de luz que dimane de cada página de los volúmenes burilados con tanto esfuerzo por cada uno de nuestros hermanos mayores.

El papel de las Llog:. y los QQ:.HH:.
Poco se puede rescatar de la Masonería en la historia universal sin tomar en cuenta a las Llog:. Son un semillero de virtud, verdadero recinto en donde se perfeccionan las mejores cualidades humanas y se abaten las imperfecciones sin remordimiento alguno. Dejar caer una Log:., olvidarse de los QQ:.HH:., desconocerlos como tales, dejar de interesarse en interactuar proactiva y virtuosamente para hacer crecer y desarrollar a la propia Log:. es tanto como renunciar a ser masón. Es muy importante tener dentro de nuestros ámbitos vitales muy en cuenta la manera en la cual creceremos y desarrollaremos a nuestra Log:., el tiempo que dedicaremos a apoyar a nuestros QQ:.HH:. en su formación e instrucción y la solidaridad y subsidiariedad que habremos de ejercer para cuando se encuentren en situaciones desfavorables o francamente, en desgracia.

Discúlpenme por el salto que deja un vacío institucional, pero la falta de un colegio mundial, nacional, estatal y local que sea operativo, visible y logre conciliar a la par que regular y catalizar las potencialidades masónicas me parece que habla del enorme albedrío que radica en la Log:., que es la célula del movimiento de las sociedades iniciáticas en general. Creo que en teoría deberían ser un estado Smithiano, al estilo del dejar hacer y pasar, simplemente enunciando las reglas básicas de los masones y facilitando la administración y desarrollo organizacional.

Reflexiones finales.
Cada quién tiene que determinar la posibilidad de lograr convertir nuestra vida en un ejercicio reiterado de las virtudes masónicas, para lo cual requeriremos contar con una adecuada percepción de nosotros mismos. Conocer nuestra realidad y partir de nuestra situación actual hacia las metas más inmediatas, superando poco a poco nuestras debilidades y amenazas, comenzando a aprender a priorizar las acciones estratégicas a largo plazo por encima de lo inmediato.
Para emprender este viaje, deberemos tener una sólida formación ética y moral, para poder enfrentar los retos de nuestra vida. Por ello a los masones se nos pide seamos doctos respecto al conocimiento de las virtudes y defectos de la naturaleza humano, para poder guiarnos en el sendero individual, muchas veces ensombrecido por nuestros propios vicios.

Asimismo, hay que atrevernos a ser los masones de nuestra propia existencia, a lograr que las cosas sucedan, sin perder nunca a los amigos y sin esperar a que los demás resuelvan nuestros problemas. Lo importante no es llegar primero y de prisa, sino llegar todos juntos y a tiempo. Para eso somos hermanos. El que se olvida de sus amigos, de su logia, que los desconoce como tal, poco tiene que hacer entre nosotros.
Si logramos construir sólidamente nuestra visión masónica, autoconstructiva de conducirnos en la vida, podremos ser ejemplo de nosotros mismos, podremos mirarnos al espejo y decir que somos congruentes. No tendremos necesidad de ir por la vida manipulando medias verdades, ni agachando la mirada cuando se nos confronte por nuestras acciones u omisiones.

¡Pero hay que construir todo este sistema pronto, antes de que la media noche reine en nuestras vidas!


Or:. de... a 09 de octubre de 2010, E:.V:.



Fraternalmente,
M:. Mas:. MDP:.
¡Es Cuanto!

lunes, 27 de septiembre de 2010

Qué tan válida es la regularidad masónica que compras?

Busquen su logia regular en este libro internacional del 2009:

http://fraternidad8881.webs.com/LogRecMx.htm

Si no la encuentran, no se preocupen. Vender regularidad masónica es un pingüe negocio.

sábado, 24 de julio de 2010

Deployment of GFU

Una de las pocas sociedades iniciáticas que solía admirar y respetar (ahora sólo queda una poca, e intacto el respeto) es la Gran Fraternidad Universal. La veía un tanto distante de los problemas reiterados que ocasiona la administración sectaria y facciosa de los recursos comunes, tal como he contemplado en otras asociaciones.

Después de leer esto, mi criterio parece normarse un poco.


http://escepticosgfu.wordpress.com/los-grados/

lunes, 21 de junio de 2010

Dicen que la Esperanza Mexicana está en el Futbol.

En estas épocas de la máxima competencia del futbol mundial, en nuestra nación nos encontramos bombardeados inmisericordemente por la propaganda respecto a todo lo relacionado con la práctica del mismo. Parece que por un mes se ha pausado la primera plana y solamente importa el futbol. Con tal parapeto En este Bicentenario, aprovechando semejante parapeto, es de esperarse que los políticos de más de alguna nación bananera lo conviertan en el Mes de Hidalgo. En el entendido de que hay que estudiar los fenómenos sociales de nuestra actualidad desde una perspectiva masónica es que me atrevo a presentar esta Col:. Gr:. ante ustedes.

No hay que olvidar la historia del futbol, que comienza, como nuestro R:.E:.A:. y A:., en Inglaterra, a la sombra de la guillotina, pateando cabezas recién desprendidas de sus cuerpos. Si revisamos la historia de la Revolución Francesa, nos daremos cuenta de que hubieron Llog:. muy antagónicas, tanto conformadas por nobles como otras por intelectuales revolucionarios. Por ende,QQ:.HH:. dieron muerte a otros, por el hecho de encontrarse en una posición política diferente. En este contexto, no resulta descabellado visualizar QQ:. HH:. jugando balompié con los restos mortales de otros, reduciendo al absurdo el pisar la corona y la tiara papal que realizamos en el hermoso grado de Cab:. Kad:. De lo sublime a lo ridículo media muy poca distancia, y esos son los antecedentes del juego de futbol, proveniente de naciones civilizadas.

A pesar de los múltiples tratados de paz y no agresión, el culto que le rendíamos al Dios de la Guerra, en la actualidad mediante esta competencia se sigue dando: se posibilitan la discriminación entre países, la guerra fría, el dispendio de recursos del erario público, la Ley Marshall, la economía de guerra de los EEUU de la II Guerra Mundial está presente en la mayoría de los hogares mexicanos: compra de pantallas de LCD, cerveza, boletos de cine, horas no laboradas, etcétera-, el escarnio colectivo al alcance de todo opinador. Las imágenes dantescas de la pobreza en los cinturones de miseria de Sudáfrica en la televisión han hecho que más de alguna persona de clase “acomodada” me comente lo mal que viven allá. Si supieran que las imágenes bien pudieron tomarse en la periferia de la ciudad, por ejemplo la colonia Medallistas Olímpicos. Mientras tanto, a nivel macro, las cabezas ruedan y los territorios avanzan o retroceden. Standard & Poors no tarda en incluir el desempeño futbolero en la clasificación de riesgo-país.

La competencia entre marcas es igual ó más feroz, solo hay intereses globales que se mueven al ritmo de la sambinha que impone el que conduce la pelota. En ello, se juega nuestro futuro sin saberlo, tal vez más que entre naciones. Si gana un equipo patrocinado por Nike, los hijos de los hijos de los tailandeses tendrán trabajo. En cambio, si ganan los atletas mercenarios de Adidas, logrará Pakistán reducir su desempleo, recaudar más impuestos y completar su carrera armamentista. Es evidente que no son efectos mariposa, semejan más al aleteo de un Apache en Irak, al ronroneo de un M-1 en Afganistán o de un Xiuhcóatl en Apatzingán.

El futbol es un juego dual, una lucha de contrarios que ha mantenido a la humanidad ocupada, opinando e imitándolo a la manera de los experimentos con macacos en Japón se ha concentrado una masa crítica tal que si hubiera otro planeta donde habitasen humanos, estoy seguro ya los habríamos contagiado. Cualquiera que asista a un estadio de futbol, en pocos minutos notará cómo se comienza a vociferar, gritar, brincar y hasta abrazar al aficionado de al lado cuando cae un gol. Nuestras vidas se mantienen en otras partes, pero el egregor futbolero parece omnipresente.

El fanatismo es cuestión aparte, porque como masones ya hemos revisado y sabemos bien que el estar situados en un templo sagrado sin el temple adecuado, para el profano posibilita la ejecución de las más terribles atrocidades, ya que literalmente, de encontrarse el fanático en el desván del templo –phanus atticus- se convierte en el Fauno del ático -Phaunus atticus- que baja del mismo al estadio, o a la sala del televisor y de ahí a las Tarascas, volcando simiescamente sus pasiones con el aval egotista de su filiación al templo.

Recuerdo en particular la inspiradora lluvia que llegó al segundo gol de México contra los franceses, porque justo al instante cayó un divino aguacero que lavó todo. El politeísta aborigen con el cual dialogo constantemente me dice desde que tengo memoria que Dios manda la lluvia cuando quiere lavar algo. La lluvia, por razones que desconozco, pero supongo fisiológicas, yo la siento en el estómago, que me pide comida, en la garganta, que se cierra, como si quisiera llorar de emoción, en la cabeza, que pide sueño reparador, me recorre por completo y me hace experimentarla, vivenciarla, lo cual fue para mí un momento de analizar: Si Dios mandó una lluvia torrencial justo en este instante, ¿qué deseaba lavar con tanto ahínco? Contemplar cómo la lluvia en este planeta azul lava, limpia y se lleva lo malo parecía sugerirme que es el momento de comportarnos como bien nacidos y creer en nuestra patria. Cliché nacionalista sin duda, vendedor de comerciales. Los logros de otros, eso son. Sin embargo, ¡qué gusto ser mexicano en ese momento! ¡Vivan los Zacapoaxtlas del Bicentenario!

Después de días, ya habiendo reposado la reflexión, llego a la conclusión que esa lluvia y triunfo sobre los franceses nos invitó a cerrar nuestros espacios de desconfianza y en recomenzar, en volver a creer. En abrirnos del yo al “nosotros podemos”, pero por supuesto, a partir de nuestras condiciones, en la cancha y con los rivales que nosotros decidamos.

Sin embargo, la práctica del futbol no es generalizada como pudiera pensarse. No somos disciplinados, ya que las estadísticas, a diferencia de quienes nos dicen que comemos y soñamos futbol, dicen otras cosas. En México, en particular en Michoacán, no hay muchas ligas organizadas afiliadas y federadas de futbol. La mayoría lo practica de manera empírica, no sistemática, sin entrenadores capacitados. Tengo mis serias reservas respecto a las bondades de practicar de esa manera el “único” deporte verdadero, hegemónico, trascendente.
Hay que reconocer que la movilidad social que genera es impresionante, cómo a unos pocos literalmente les transforma la vida. Darse cuenta de las historias de vida de los futbolistas es todo un cuento de hadas, en donde sin mayor mérito que el saber patear un balón trascienden la lacerante realidad cotidiana que se vive en una favela brasileña, de los cinturones de miseria desérticos de Iztapalapa o de la violencia urbana y descomposición social que se vive en los linderos de la colonia Eduardo Ruiz con la Guadalupe, como en el caso del moreliano Omar Trujillo. Ahora sí lo entiendo, ¡cómo no ser devotos con tanto fervor habiendo nacido en México, el segundo país más desigual del mundo!

Asimismo, la calidad y procedencia del dinero que se mueve en torno al futbol es plenamente dudosa. En el mejor de los casos, asumiendo que los partidos no están arreglados, el empleo que se genera es de confianza totalmente. No basta ser eficiente, sino que hay que ser amigo de los entrenadores, directivos y promotores para poder pisar la cancha.

En fin, así es lo blanco y lo negro con el dinero que se maneja en su contexto, porque no es sino deporte dual, deporte en conjunto, deporte que no pasa desapercibido en la televisión, ya que nos hemos vuelto adictos a verlo, a comentarlo., que nos enseña su práctica y observación a aprender a confiar en los demás, a disciplinarte, a vestirte para ser reconocido como tal y ponerte a cubierto de las arbitrariedades y abusos en tu contra.

Por otra parte, hay quien se enseña a golpear a los demás, a sacar ventaja mínima con todos los trucos posibles, golpes, manotazos, artimañas, amenazas, etc. El blanco contra el negro, rudos contra técnicos. El número dos en toda su expresión. Once contra once. Uno más uno versus uno más uno. Dos contra dos, esto es, cuatro, el número de la estabilidad. Después aparecen los tres árbitros que participan en la cancha, los tres maestros del juego que lo convierten en legal, que lo convierten en un siete. Inmediatamente, esa relación cuadrado-triángulo, me hace evocar la silueta de un mandil de aprendiz de masón. Entiendo entonces por qué la autoridad infalible del árbitro, por qué la rotunda dificultad de incluir términos digitales en un juego de procedencia “divina”.

Ese triangulo nos acercaría a lo inmaterial, al plano de lo ideal, noético, mientras que los 22 elementos restantes –cuales arcanos del Tarot-, quienes recrean un universo entero pateando la divinidad de lo esférico nos mantienen en el plano material. La grandeza de lo sucedido en ese partido de futbol radica en saber que hay otros morenitos de bronce que pueden hacer lo que desean, a nivel mundial. Está la invitación a que el más jorobado de nosotros sea el más destacado. A que el más anciano sea el que tenga la mayor responsabilidad en el momento decisivo.

Por estas razones, ahora tengo la certeza de que Cuauhtémoc no está jorobado, sino que es el peso de la responsabilidad de los sueños de 100 millones de mexicanos lo que le convexa la espalda.

¿Quien se asume? ¿quién da el paso hacia adelante, es capaz de tomar el esférico y cargar con la esperanza de 100 millones de paisanos en la espalda, anunciar el disparo y a pesar de ello ejecutarlo con tal precisión que el mejor portero francés del momento sea incapaz de detenerlo? ¿Nosotros como padres de familia somos capaces de tomar los sueños de nuestros hijos, hechos de nubes rosas, de sinapsis fragilísimas y convertirnos en auténticos sagitarios de su destino?

¿O aquí en la masonería así como decimos simplemente que nos formaremos en el llano, líricamente, que la escuela de la vida será la que nos haga reconocernos como masones?

Si como los futbolistas, nos limitamos a jugar bien, a realizar desplazamientos corporales exclusivamente para manifestar nuestra grandeza, para llenar nuestro ego, poco podremos hacer cuando seamos exigidos para jugar el partido de nuestras vidas, porque nuestro momento se habrá ido para siempre y la lluvia habrá lavado nuestras huellas en este mundo.

Los invito a que seamos futbolistas de nuestros propios campeonatos. Seamos seleccionados de nuestra propia vida, así como padres lo fuimos en el plano astral de nuestros hijos, que nos eligieron para encarnar siguiendo al maestro, ejemplo, guía y amigo que creyeron seríamos siempre para ellos.

Dudemos de lo que nos presenta la televisión. Yo siempre me he preguntado por qué los narradores de futbol son tan elegantes en su vestimenta. A toda hora lucen trajes de diseñador y tienen voces bajas, rápidas, precisas y con un lenguaje universitario, hasta en sus bromas. Creo que la respuesta radica en la verosimilitud de lo que se realiza: hay que vender una imagen de confianza, de ser expertos en el deporte en cuestión. Es un juego serio y como tal hay que comportarse como altos ejecutivos en finanzas. La palabra creo, es legitimar. Hacerlo válido ante unos ojos descreídos. Por eso mismo aparecen tantos personajes dotados de poca credibilidad pululando en torno a los Pitos Pérez devenidos en héroes nacionales: políticos, empresarios, comentaristas, cómicos, bufones, vedettes, etc. Parece haber sido inflado el balón con la misma flauta que tocó el burro, que después heredaría a Hamelin y ahora tiene a una nación entera siguiéndolo.


En torno a lo anterior, surgió una oportunista y multipromocionada Iniciativa México, la cual está en manos del administrador en turno de la esperanza de la nación, Javier Aguirre, lo cual me hace preguntarme ¿Podemos administrar nuestra propia esperanza? ¿Podemos hacer nuestra propia Iniciativa México, Morelia, la iniciativa de nuestras familias, podemos trabajar un poco más para compartir un poco con quienes nos rodean? ¿Podemos dar hasta ser generosos? ¿Podemos derrochar esa energía que vertemos cuando jugamos al futbol, o cuando desperdiciamos el dinero y el tiempo mientras estamos viéndolo?

Llevamos el nombre de un grande: Tucup Achá, el G:.A:.D:.U:. de los aguerridos Purhépechas y hay que actuar en consecuencia ante tales fenómenos de alienación, dominio y legitimación, que parecen más experimentos de un gran laboratorio biológico, con variables plenamente controladas. Hay que liberar, preservar la pureza de nuestra esencia humana y buscar hacer prevalecer los ideales masónicos por encima de nuestras propias pasiones y evitar realizar lo que hicieron los masones franceses; patear cabezas de fraternos en un juego de turbas.

Ccamp:. de Morelia, Michoacán, a 20 de junio de 2010, E:.V:.

Fraternalmente,
M.de P.

domingo, 23 de mayo de 2010

Ser Estudiantes

Mañana es domingo y en México se celebra el día del estudiante. Aunque sea domingo, no viene la suerte como el Día del Maestro, que casualmente se conmemora en quincena. Ello nos sitúa en una posición un tanto cómoda porque podemos reconocernos como estudiantes a la par que descansamos. Verdaderamente cómodo. Ello me lleva a preguntarme si soy un estudiante, si me concibo como tal o solamente aprovecho la comodidad de estar matriculado en un R:.L:.S:. sin esforzarme por aprender lo más posible y vivir en la ostentación.
Asimismo, me lleva a preguntarnos en la colectividad si somos estudiantes de los que buscamos obtener un grado ó un título a costa de lo que sea o en verdad sentimos pasión por conocernos a nosotros mismos, a la sociedad y la naturaleza y develar sus misterios y arcanos.
Somos electores de lo que decidimos estudiar. En esta Logia no es la excepción, porque manifestamos de nuestra libre y espontánea voluntad nuestra determinación de trabajar desbastando la piedra bruta, que son nuestras imperfecciones y vicios que hemos acumulado por nuestra inacción, ignorancia, malas acciones, pasiones y omisiones. Sin embargo, la vida a diario nos coloca situaciones ante las cuales deberíamos de reaccionar, estudiar y analizar hasta esclarecer las razones últimas que motivan a las cosas para realizarlas.
Esto es, cada nuevo día tenemos una oportunidad de integrar a nuestra personalidad nuevos conocimientos, que serán herramientas utilísimas en la construcción de nuevos conocimientos y del alcance de la felicidad, para los que hemos elegido estudiar este sistema simbólico de moral y filosofía, construyendo una nueva cosmovisión y un propio método de aprender la realidad para desarrollarnos integralmente.

Recordemos que venimos a aprender y educar, no simplemente enseñar ni instruir, sino transmitir y obtener conocimiento vivencial, significativo, extrapolable y verificable empíricamente en esta R:.L:.S:.

Al respecto les comparto que recuerdo mucho un pasaje de “Breve Historia del Tiempo” de Stephen Hawking, el celebérrimo físico, quien confiesa que incluso estando estudiando el doctorado, difícilmente le dedicaba más de una hora al día a estudiar. ¿Nosotros cuántas horas reales al día le dedicamos a estudiar y a conocer nuestra realidad?
Ello nos lleva a preguntarnos cuáles son los paradigmas con los cuales nos enfrentamos a la realidad, que ahí está pero que no terminamos de absorber, entender e interpretar. Si los paradigmas son netamente masónicos, si son humanos, si están cargados de virtudes y buena voluntad, estaremos en el camino de ser verdaderos estudiantes, de lo contrario, seremos buscadores de grados, status y condecoraciones.
Recordemos que en los sistemas escolarizados a los estudiantes se nos supervisa por exámenes, por asistencias, puntualidad, trabajos realizados, exámenes escritos y orales, por nuestras actitudes y aptitudes, por competencias y objetivos. Sin embargo, en nuestro taller, cuando se nos evalúa se nos incomoda, se nos sitúa en un estado de indefensión debido a nuestra escasa formación masónica. Entonces para evitar el proceso de evaluación es más fácil no asistir, dejar de entregar nuestros burilados, ponemos pretextos, dejamos de pagar cuotas y al momento en el cual se nos conmina a continuar nuestro camino encima parecemos ofendernos.

Estudiar es en gran medida la disposición a hacer un espacio interno para la recepción del conocimiento nuevo que habrá de llenarnos de sabiduría, pero ese proceso falla cuando el ego del aprendiz de estudiante no le permite razonar ni ser diligente con sus compromisos mínimos. En ese momento, comenzamos a darnos de baja nosotros mismos.
Toda esta disciplina – recordemos que en trabajos anteriores, la definíamos como las normas mínimas que siguen los discípulos para llegar a ser como los maestros- nos llevará a buen puerto. Por ende, hay que permitir que el programa masónico, que la propia masonería se integre a nosotros y nos sume a la Gran Obra, que es la realización de la evolución de la humanidad en el futuro próximo. Si no somos capaces de hacer ello, si desconfiamos y cuestionamos en la pasividad de la inacción todo lo referido al programa masónico y de nuestros propios maestros y el camino que señalan, poca cabida tendremos dentro de la Mas:.
Hay que esforzarnos cada día para que por medio de nuestras labores estudiantiles podamos tener la visión concreta de llegar a ser maestros en lo que realizamos, sea lo que sea. Y hay que aprender de todos y con todos, para llegar juntos y a tiempo a otros grados, a otras cosmovisiones, a otros estadios de felicidad, como hermanos que somos.
No olvidemos que en la vida nosotros elegimos las materias, porque son completamente optativas y nosotros decidimos cuánto avanzar en la profundización de nuestros conocimientos y experiencia en esta vida. Sólo nuestra propia inteligencia y capacidad nos marcan los límites.
Or:. de Morelia, Michoacán, a 22 de mayo de 2010, E:.V:.

Fraternalmente,

El Trabajo Masónico

“Virtual Laboris quoque Omnia Vincit”
Lema de la red virtual Masonería Michoacana

Hace unos días se celebró el Día Internacional del Trabajo, bajo la visión de una serie de eventos trágicos que resultaron en muertos, golpeados y perseguidos, debido a las manifestaciones que realizaron obreros en Chicago y otras partes del mundo para exigir un trato más humano e igualitario, con un salario remunerador y mejores condiciones laborales para sí.
Inmediatamente me vino a la mente el hecho de que en la masonería tenemos la costumbre inveterada de hacer alegorías de nuestro trabajo y de que prácticamente todas las herramientas son empleadas para realizar un trabajo determinado. Sin embargo, ¿qué es el trabajo, ¿qué es un trabajo? y ¿qué es trabajar masónicamente? y más aun ¿qué es un trabajo masónico?
La palabra trabajo proviene del castellano antiguo trebejare, que significa esforzarse o esfuerzo, y proviene del latín trabis, que quiere decir obstáculo , traba, impedimento. También se dice que proviene de tripalium, que era una tortura que se imponía en las legiones romanas. Asimismo, se habla del término trabajolium como origen, que era una sobrecarga de trabajo que se imponía a los esclavos a manera de castigo. Cualquiera que sea la versión oficial, las opciones no son precisamente motivantes si las asimilamos sin digerirlas adecuadamente.

Para ello, vale la pena recordar para reivindicar la palabra dentro de la tradición griega a los 12 trabajos de Hércules, quien realizó su peregrinar en plena alegoría solar prodigando sus mejores esfuerzos para lograr resultados titánicos que ningún mortal había podido alcanzar anteriormente. Con ello alcanzó la gloria y nos puso el ejemplo de lo que debe ser el trabajo.
Considero que los frutos de nuestro trabajo hablan más que nuestras propias palabras o nuestras acciones cotidianas, irracionales y sin una prospectiva. Como resultado de un trabajo productivo siempre obtendremos un bien o servicio, ya sea tangible, intangible, reflexivo o espiritual. Si no estamos obteniendo ello, entonces habríamos de pensar en aprovechar el tiempo de mejor manera para obtener tales bienes y satisfactores, tanto en el trabajo como en la recreación.

En nosotros está convertir el trabajo en algo devocional, en la manera más asequible que tenemos de convertirnos en maestros. De lo contrario podemos asumir la definición de tortura insufrible, que no nos llevará sino a la amargura y a contemplar a nuestros jefes y empleadores como capataces o verdugos.
De la misma manera, tenemos que infundir esta visión a los que tenemos que guiar con nuestro liderazgo y mostrarles que los resultados de un trabajo siempre deben ser productivos, a la vez que encargarnos de que sean adecuadamente remunerados, evitando que estén condicionados para recibir un salario raquítico o que no se encuentre a la altura de sus esfuerzos y dignidad, lo cual nos lleva muchas veces a simplemente simular que se trabaja, o programarnos para aparentar trabajar solo durante las horas y días que se proponen como jornada obligatoria, desentendiéndonos de nuestra labor inmediatamente.
Hay que recordar la definición clásica de energía, como aquello que nos permite realizar un trabajo y que no se crea ni se destruye, simplemente se transforma o se comunica. El no trabajar curiosamente con los seres humanos nos condiciona para ser menos capaces de realizar nuestros mejores esfuerzos con el mínimo derroche de recursos; esto es, para lograr alcanzar la maestría, aunque es importante señalar que nos libra del agotamiento, con la terrible pena de procrastinar nuestra evolución.
Visto así, el trabajo masónico es aquel que realizamos en torno al alcance de los objetivos planteados de nuestra libre y espontánea voluntad para construirnos a nosotros mismos y a los demás y un trabajo masónico, el fruto de nuestros mejores esfuerzos para lograr los objetivos que se nos plantea en cada grado de la masonería, a nuestro más masónico entender y de más profunda visión que seamos capaces de concebir en un momento dado.

Or:. de Morelia, Michoacán, a 22 de mayo de 2010, E:.V:.

Fraternalmente,

lunes, 17 de mayo de 2010

Madurar

Madurar proviene del latín “maduratio”, que significa aceleración. Recordemos que la aceleración de acuerdo a las definiciones clásicas de física es el cambio de velocidad de un cuerpo en movimiento medido en la unidad de tiempo.
Es decir, extrapolando tal concepción, la maduración en el ser humano estará referida a la capacidad de modificar el ritmo habitual de sus circunstancias. ¿Con base en qué? Sin duda en la experiencia adquirida, en el aprendizaje sobre el proceso de desarrollo durante la propia vida y en la elección, sentido e intuición para anticipar recovecos, atajos y posibles obstáculos en el sendero individual.
Madurar implica estar listos para brindar nuestros mejores esfuerzos y dejar de perdernos en el camino, sabiendo dejar atrás lo que nos ha pasado y resignificar nuestras vivencias y darles sentido.
Madurar es un proceso que aunque necesita tiempo, no es garantía de que con el correr de éste, al final se obtengan resultados satisfactorios. Está más relacionado con el modo de vivir y pensar el tiempo transcurrido. Recordemos que en la naturaleza, al estar sobreexpuestas las frutas al calor, o abusar del tiempo sin asumirse fruto -como muchas que pasan directamente de estar verdes a llanamente pudrirse- puede implicar que cuando intentemos obtener lo mejor de nosotros, simplemente haya pasado ya nuestro momento.

La diferencia entre una semilla y un árbol es precisamente, la suma de recursos y energía que han debido de llegar a la misma, para que haya podido desarrollarse. Entonces es deseable ser como el árbol que crece en medio de la maleza, brindando sombra a la medida en que la propia altura se ha permitido, en la manera en la que nos hemos adaptado al medio y hemos sabido extraer lo mejor de lo que nos alimenta para ser más robustos ante los embates del entorno.

Al igual que crecer, morir es parte del proceso, y hay que ir sabiendo hacerlo a diario, lo cual implica aprender que ya no eres tan veloz como cuando joven, que ya tu cuerpo es el de un adulto, a la par que hay que realizarse revisiones médicas, comenzar a perder cabello, a arrugarse, a ganar grasa corporal, a volverse más lento, a perder piezas dentales, a olvidar y a morir. Entender todo ello, asumirlo y anticiparse es madurar.
Al igual como grupo, asumir pérdidas nos hará crecer. Saber desprendernos de alguna rama que arranque el destino o de hojas que el viento lleve hacia otros horizontes, de partes de este ser que simplemente se han apolillado, secado, entelarañado o como genuinas semillas han tomado otro rumbo sin mirar atrás.
Ahora bien, es momento de decidir si formaremos parte de esta generación, de este ser que hemos construido en colectivo y que comienza a mostrarse listo e impaciente para brotar en plenitud. ¿Qué le aportaremos? Habremos de decidirlo también: podremos ser raíces, que no se notan al exterior pero aportan los nutrientes que obtienen visitando el interior de la tierra; también podemos ser el tronco, escoger si somos firmes, inasibles, si serviremos para ser abrazados, si presentaremos horquetas para colgar columpios y hamacas en verano, si tendremos una corteza rugosa, si seremos fácilmente trepados por insectos, que alcanzarán nuestras hojas.
Podemos escoger ser hojas, ser frutos, ser una vistosa flor que enamore los sentidos de quienes la miran, aunque habrá que aceptar el destino cuando nos marchitemos y la admiración recaiga en otra nueva, que arrobará corazones mientras en silencio, contemplaremos nuestra partida.

Más no todo estará perdido, porque ese proceso no es estéril, sino que deja una semilla, que dará origen a una nueva vida, si la energía y recursos se le brindan con oportunidad, así pues, después de brillar en sociedad, sigue la soledad y enseguida la semilla de madurez.
Podemos incluso escoger parasitar: ser una enredadera, ser un animal que vive en la sombra y de los frutos de este árbol. Solamente señalo que por favor, si ésta última fue la opción que más les agradó, cuando se fumigue el árbol, no se quejen.
Madurar no es precisamente desarrollarse, sino es aprender sobre el proceso de desarrollo.
La verdadera madurez sobreviene cuando nos anticipamos a las consecuencias funestas, a costa incluso de sacrificar un miembro, un molar, una pierna, para seguir con vida.
Estamos a tiempo de decidir cual será nuestro destino.


Or:. de Morelia, Michoacán, a 22 de mayo de 2010, E:.V:.

Fraternalmente,


M:.Mas:.
¡Es Cuanto!

A la Numinosa Rosa...

La inspiración es rosa, trémula, candorosa, sugerente, y como tal, muestra sus encantos de manera inesperada. Recuerdo cuando escribí a pelo este poema en el modesto editor del blogger, cuando era mucho más inestable y muchas veces se perdían los posts. Si no me falla mi memoria, fue un 24 de septiembre de 2004 cuando perpetré este pasaje tan rosa.

Oh tórrida e inmaculada rosa
Yaces dentro del reposo del ayer.
Un libro, tu ataúd.
Una muerte, tu virtud.
Es el preámbulo del delirio,
es la suerte del destino,
seria impronta del vivir.
Es la esperanza del verdor perenne
la que plasma en las pupilas tu alegría,
que apacigua la más vieja herida
son dos alas que refulgen y conmueven
aunque mientras lacere la espina.
Es la promesa de un destino
es la suerte echada al viento
mientras tanto vueltas da al vacío
ese pétalo, esa espina, este pistilo,
cuando la magia del deseo se esfumó
Es trabajo ante la rosa de las rosas,
una, la que impone el Arquitecto,
otra, la que pule el labrador,
cual, será la gracia etérea,
la que plene un alma de candor?
Ese dia abrí, al alba de la campana
de Dolores, una puerta, un arcón
dentro un volumen del libro de mi vida,
donde aparece, yerta, gracil, tibia, tan sutil..

Viejo papel descascarado,
muerte, herrumbe y hiel plegada,
marcan el postrer suspiro omiso
mientras aparece una silueta barruntada
es un cuerpo, lindo, núbil, del rosal del paraíso
Oh, una rosa roja se prodiga sin dudarlo!
Bella, cómo no tomarla entre mis manos
límpida, tierna, se torna trémula en tal momento,
frágil, inmanente, inefable laudano,
el déja vu me vacunó
más nunca imaginé la intensidad de esa emoción.

Cuando cortas una rosa,
rompe en grana la mano,
aquella, ceñida al olvido vano
y el aire la ilusión desbroza.

A la que no mereces, no la cortas
y la que miras, no la tomas.
Una rosa, siendo libre, es trágica,
la belleza contemplativa abigarra las entrañas
mata el ego, el afán por poseer.

Lo sublime no conmueve mas
solo cuando la edad ha surcado tu corazón
abre hoy la vieja puerta
con llaves suaves, bella presencia
entra y se desliza ante ese altar,
sellado en siete sellos de inocencia

Es una suerte a ti implorarte
de rodillas ante tu diafana virtud
mientras entregas el máximo tesoro
cuando ninguna flor así merezco...
No se aún si tomarte,
mas espero hasta esta tarde
cuando se esclarezca mi presencia
Mientras te escribo y te adoro,
porque nunca habia tenido algo
Tan sublime entre mis brazos.

domingo, 16 de mayo de 2010

El Sublime Príncipe del Real Secreto.

No quiero que se mire como presunción el que un hombre de humilde cuna
se atreva a examinar y criticar el gobierno de los príncipes

El Príncipe, Nicolás Maquiavelo.

He pretendido evitar emplear vademécum y prontuarios propios de este Gr:., para emplear mejor mi razón en interpretar la realidad y mi contexto, con ayuda de la liturgia y de la mónita del grado solamente. He debido de abordar diversos tópicos que han burilado indeleblemente mi memoria en aras de contextualizar adecuadamente lo aprendido, y por supuesto, de resignificarme y consolidar mi identidad en esta expansión de mi ser en cuanto masón me concibo.
Me he acercado con mis Il:. HH:. mayores para recibir instrucción respecto al primer tema que debo desbastar. Han sido generosos y me han orientado hacia realizar un primer esbozo de las impresiones que tuve con la ceremonia de exaltación al 32º, el cual comparto con mucho gusto con ustedes esta mañana.
Ser Sublimes.
Deseo comenzar revisando el nombre completo del grado, que en inglés es Sublime Prince of the Royal Secret. En castellano la palabra “real” contiene cierta ambigüedad, ya que se puede referir a la realidad ó a lo relativo a la realeza, revisando su traducción me entero de que está referido al secreto Real, relativo a los reyes.
Retornando el camino, ser sublime es definido como algo que sublimina. Descreo que alguien en este momento logre sublimarse solamente de contemplarme como Príncipe del Real Secreto, y con ello entrar en un éxtasis más allá de la racionalidad, tal y como lo sugiere el nombre del grado, pero ostensiblemente, me queda grande.
Dice Maquiavelo que el príncipe natural tiene menos necesidad y razones de ofender, porque ha nacido en pañales de seda. Sólo les debe preocupar mantener el status quo. En cambio, los que llegamos a ser príncipes a través de una larga carrera, tenemos más de iconoclastas, deconstructivistas y de críticos acérrimos.

Por ello, considero que si mi persona encarnara el nombre del grado sería otra persona, una obra de arte viviente. Evidentemente el nombre del grado no es literal, sino que se refiere a ejercer el principado de un reino que no es este mundo material precisamente.
Para lograrlo, me queda claro que si no hay cambios en mi interior, si no aprendo, si no adquiero nuevas competencias, actitudes, valores y virtudes, el único sublimado seré yo mismo, a la manera de Narciso ante su reflejo en el río. Al primer esbozo de lucidez, podría devenir en Dorian Gray y romper esa simiesca ilusión.
Al pasar de estado sólido a gaseoso, la materia, se sublima, cuando pasa a un estado menos denso. En esos aspectos, un príncipe que abandona su estado primigenio de la materia –nótese la alegoría constructora- hacia otro moldeable, etéreo, imposible de desbastar y de poseerse, fluido en el aire, unidad con el soplo divino, es plenamente masónico.
Prepararnos para sublimarnos progresivamente, es lo que ha hecho el sistema de formación masónica con nuestras conciencias, capaces de discernir, de esquivar el mal, pero de comprenderlo y anticiparlo, de desarrollar en nosotros las más hermosas virtudes.
A la vez implicaría ser capaces de sorprenderse con el arte, de ser sensibles, alertas a nuestra realidad para maravillarnos con la obra del G:.A:.D:.U:.,
Y no olvidarse de que ante la frialdad del toque, existe la sublimación regresiva o deposición, que convierte el vapor de agua en escarcha. Esperemos que la frialdad nunca toque nuestros corazones, trabajados en el aprecio de las artes, el desarrollo de la voluntad e intuición y nos aterrice en la frialdad de nuestra propia realidad, plenamente material y sin capacidad de volvernos a sorprender, perdiendo las facultades que hemos estado desarrollando en esta institución durante muchos años.
Empero, ya en retrospectiva, creo que la realeza que embarga mi ser, al encontrarse mis facultades aún en desarrollo, al no haberse alcanzado su plenitud, bien pueden ser denominadas de un príncipe, visto como eufemismo por mi estado de imperfección.
Aporta el hecho de que se denomine a este grado “administrativo”. Si revisamos la etimología de la palabra, recordemos que proviene de “ad minister”, es decir de estar al servicio de los demás. Es justo que una vez habiendo recorrido tantos escalones de la carrera masónica, volteemos hacia los demás, con mayor sinceridad y conciencia que cuando nos dijeron en la exaltación a M:. Mas:. que deberíamos de preocuparnos por enseñar al ignorante, combatir al ambicioso y desenmascarar al hipócrita, lo cual no siempre lo ejercimos en plenitud, ya que nos dedicamos a seguir la carrera filosófica. Considero que es un buen momento para retornar a consolidar lo aprendido durante este vasto capítulo, como preparación para la realeza que implicaría la obtención del último grado del R:.E:. A:. y A:., el cual nos quedaría muy grande si no fuésemos ejemplo viviente de todas las enseñanzas que hemos recibido en esta larga carrera, constituyéndonos de esa manera en guardianes de la pureza del Rit:. con nuestras acciones cotidianas, preponderantemente. El ejercicio del ministerio implica ser para los demás en la proporción en la que hemos recibido de la Mas:.
La mónita del Gr:.
“Soldados de la Luz, de la Libertad y de la Razón Pura: el pueblo y la Masonería”.
Los trabajos tienen por objeto el desarrollo del poder colectivo de la Orden; se demuestra en ellos que el porvenir de la masonería encierra el porvenir de la humanidad, y que reclutar masones entre los mejores y los más poderosos, organizar por todas partes talleres masónicos y asegurar siempre la cooperación armoniosa de todos a la realización del sublime fin de la masonería es prestar a la humanidad los más gloriosos y los más importantes y señalados servicios, dignos de muy justa y calurosa alabanza.
Hermosa en verdad, aunque muy distante de la realidad en nuestra sociedad actual. Recuerdo que durante el burilado de mi más reciente Col:. Gr:. de Cab:. Kad:. encontré que en la Mónita del 24º se señala la imperiosidad de establecer una educación para la sociedad que forje masones sin mandil. Si esto se hubiera ya realizado, sería sencillo reclutar masones de entre ellos y organizar talleres masónicos en la actualidad. En la práctica, es muy complicado invitar personas a la masonería, debido a innumerables razones sistémicas. Esto me lleva a la reflexión respecto a cuántas personas he invitado a la masonería, a cuántos hermanos he invitado a regularizarse, a exaltarse, al filosofismo, al ajefismo, a la masonería femenina, etcétera. Si mis cuentas no fallan, cerca de 90 invitaciones que me han sido aceptadas, de varios cientos que he realizado. Sin embargo, esto no ha bastado, porque como Sub:. Pr:. del R:. S:. aun no he hecho siquiera una invitación al ajefismo. ¿Acaso ya no me interesa? Es materia de una introspección más profunda.
Mi Exaltación.
Una crónica no bastaría. Mi exaltación no comenzó hoy, ni hace ocho días. El proceso comenzó desde que reuní los requisitos, desde que recibí el 30º y fui burilando Col:. tras Col:., asistiendo y recibiendo obstáculo tras obstáculo para acceder al Cons:. La paciencia y prudencia que debí de ejercer desde un principio, fueron las limitaciones para ser acreedor a recibir este Gr:., sin duda. Sin embargo, creí firmemente en que un Cab:. Kad:. debía de ser puro en sus intenciones y con la misma energía que se pisan una tiara y una corona, se debería de defender la pureza de la comunidad masónica incluso a costa de la dilación de mi propia carrera. Porque yo no quise ser como los fantasmas de los Kkad:. que susurraban en la ceremonia de Ex:. al 30º, lastimeros y llenos de amargura por no haber tenido el valor de hacer lo que su conciencia les dictó en su momento.
Hay quien dice que este grado cierra el ciclo de los Ggr:. de Kkad:., en contraposición con aquellos que señalan que es de índole meramente administrativo. Recuerdo que Robert Greene dice que un rey se respeta a sí mismo e inspira ese sentimiento en otros al actuar de manera regia y confiada, porque con ello uno parece destinado a ceñir una corona. Esa lección la vinculo con la praxis del Cab:. Kad:. , congruente, digno y puro en el actuar y viene ahora a preparar la cabeza de un recién investido príncipe durante los años que durará este proceso de purificación y preparación.
Les comparto asimismo que esta ceremonia ha logrado conmocionar mi ánimo lo suficiente como para haber retornado un poco mis facultades psíquicas y mi incesante búsqueda en el plano astral de lo extraviado en estas cuatro dimensiones. Este mes que ha transcurrido ha sido sumamente intenso al respecto, abriéndose una vez más una puerta que creía cerrada, como una mina agotada y vedada por mis vicios e imperfecciones. No cabe duda que a cada paso que se da en este plano, corresponden otros tantos en otros planos superiores.
Respecto a la ceremonia, percibí una ceremonia sobria, con simbolismos sumamente cargados y difíciles de interpretar a primer vistazo. Una instrucción litúrgica muy encaminada hacia el mazdeísmo, sin contribución de alguna otra cosmovisión prácticamente, lo cual me hace dudar profundamente y permanecer hasta el momento en alerta, ya que considero hay demasiadas advocaciones y símbolos que tienen diversos orígenes como para tomarlos textualmente. Por ejemplo, solamente de una de las palabras sagradas tomo como ejemplo a “salix”, que es un anagrama, pero que por sí misma significa sílice, cuarzo, y también es sauce, álamo. El nombre es arquetipo de la cosa, decía Borges. De ello infiero que hay mucho por leer, interpretar y burilar. Acepto gustoso el reto que ello implicará durante los próximos años y al cual dedicaré los mejores esfuerzos de mi vida masónica.

Y ahora, ¿quién soy?
Creo que soy el mismo ser, con más responsabilidad que aquel que fui cuando recibí los Ggr:. Precedentes. Estos cuatro años que permanecí en el grado anterior me sirvieron para cambiar mi perspectiva de la masonería y ahora he determinado asumir este compromiso de acudir una vez al mes con mayor intensidad que el resto de mis compromisos masónicos, porque es el momento de trabajar en construirme como Sub:. Pr:. del R:. S:., y no de ostentar los demás sin comprender el que acabo de recibir.


Ccamp:. de Morelia, Michoacán de Ocampo, a 16 de mayo de 2010, E:.V:.
Fraternalmente,

sábado, 1 de mayo de 2010

Ejercer la Maestría

“Maestro solo Cristo”

Hay que reconocer lo que es un maestro para poder partir hacia un buen destino. No basta con señalar los errores ajenos, sino que hay que procurar iniciar con los propios, ya que yo mismo he tenido serios aciertos y tropiezos al pretender ejercer el magisterio. Si bien, he te tenido buenos maestros, no me puedo quejar, en esta vida he cambiado muchas veces de maestros, que he tenido en verdadera abundancia, en prácticamente todos los ámbitos que he explorado durante mi existencia.

Por ello, creo que puedo darme cuenta de cuando actúo como un maestro y cuándo no.

Un maestro definitivamente es aquel que nos guía con el ejemplo. Los antiejemplos no arrastran tan fuerte como el acompañamiento puntual, cotidiano, amoroso, con entrega y pasión hacia el nobilísimo arte de cultivar las cualidades más profundamente humanas en el educando. Buena fe hacia el alumno, fidelidad a la vocación, paciencia, perseverancia, voluntad y muchas otras virtudes acompañan al docente en el apostolado autoimpuesto.

Enseñar no es educar, tampoco instruir. Estas visiones del pasado concuerdan con la enseñanza robotizada que se ha pretendido inculcar mediante una gran gama de modelos pedagógicos, de los cuales se ha convertido en pasto fácil la institución masónica, por la abundancia de similitudes con las organizaciones militares y la marcialidad incluida. La defensa a ultranza de los antiguos usos y costumbres ha impedido en buena medida el uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, de estrategias pedagógicas modernas y demás auxiliares que robustecen el proceso de enseñanza –aprendizaje.

Al respecto he de decir que lamento contradecir a más de alguno pero no es robotizando ni marcializando como habremos de mostrar el mundo masónico a los aprendices. Por estas razones hay muchas personas que prefieren el camino individual y dirigirse por sus propios medios en la vida, ya que han vislumbrado en carne propia la falta de resultados que brindan los sistemas tradicionalistas.

Un maestro definitivamente es aquel que se prepara. Es aquel que independientemente de cómo haya logrado obtener el grado de maestro, en cuanto se da cuenta de su responsabilidad SE PREPARA, SE ANTICIPA A LAS NECESIDADES DE LOS ALUMNOS y les comparte lo mejor de sí.

En lo particular guardo recuerdos del autodenominado “maestro de ajedrez” que hace algunos ayeres conocí , en donde un conserje necesitado de dinero logró convencer al director de que se le asignaran algunas horas a la semana como “maestro de ajedrez”. Tras algunos ridículos en competencias, sus alumnos aprendieron por sus propios medios a jugar al ajedrez lo suficiente para derrotarlo despiadadamente una tras otra ocasión en el ajedrez. Tal fue la pedantería con que se dirigió el profesor hacia ellos durante el tiempo que duró su precaria superioridad que lo primero que exclamó el adolescente irreverente al brindarle certero jaque mate fue la palabra “maestrucho”. Lo cual derivó en “maistrillo” y demás epítetos que le hicieron descender públicamente de la palestra a la cual se había encaramado. Tiempo después, los propios alumnos solicitaron su baja de la institución. El proceso completo que les narro demoró aproximadamente dos semanas. Podemos engañar a nuestros superiores, colegas, a nosotros mismos incluso, pero a nuestros alumnos, muy poco. Evitemos ser maestros mediocres y más en la masonería, tanto quienes ya lo somos como quienes estamos formándonos para algún día serlo.

También recuerdo a los profesores de educación física que en la escuela primaria pateaban un balón de futbol a media cancha, trasladándonos eufóricos tras el esférico y deviniendo ello en una clase de balompié. Es inevitable comparar tal abominable acción con lo que realizamos al soltarles la retahíla de trabajos por realizar a los neófitos, a lo sumo acompañada de algunos PDF’s, pero cuidadosamente evitamos comprometernos a ofrecerles nuestro tiempo y energía en el burilado y análisis de los temas que los conformarán como masones.

Por ende, un maestro silente, pasivo, ambicioso del salario –simbólico y material-, tacaño y absorto en problemas personales no es el más deseable. La pasividad no suele ser compañera de la innovación, del liderazgo y de la exploración, características innatas del buen docente.
Sin embargo las nuevas concepciones pedagógicas, muchas veces han vuelto más hipócritas, zalameros y ladinos a los malos profesores, quienes llenos de un lenguaje emotivo, vívido, cálido, seudofraternal, de falsa ternura, si no están acompañados del logro de resultados, simplemente sitúan a los educadores como prevaricadores de una profesión y apostolado que en otras naciones es el máximo honor al que puede aspirar un ser humano. En particular, abundan en las escuelas privadas, en donde se dirigen hacia nuestros hijos con un lenguaje primitivo, muecas que atisbando aparentan ser sonrisas que dejan salir estentóreas, alargadas y lentas vocalizaciones. Sin duda no tardarán en ofrecernos asesoría privada a cambio de algunos pesos o en ámbitos masónicos en abandonarnos a nuestra suerte prefiriendo a algún aprendiz más poderoso si consideran que –como me dijo un masón en mis primeros pasos - “aun no eres nadie”:

Este es el mes del Maestro. El Congreso del Estado aprobará este próximo jueves 6 de mayo que el 15 de mayo sea denominado el Día del Maestro Michoacano. ¿Podemos los maestros masones de esta R:. L:. S:. sumarnos a tal efecto y subirnos al barco de las congratulaciones? ¿Tendremos motivos para celebrar tal día? ¿Cuáles?

¿Y los aprendices de esta R:. L:. S:., cómo calificarían a sus mentores, a sus ejemplos de congruencia, sabiduría y bonhomía? ¿Superaríamos la evaluación? ¿Y cómo calificaríamos a los aprendices? ¿ y a los compañeros? ¿y a los demás maestros? ¿ y a las demás logias? Porque somos los mejores, me han dicho. Pero esto solamente se logra evaluando y comparando, para exacerbar nuestro egotismo. Entonces ¿evaluamos ó no evaluamos? Sugiero que si, con criterios universales, a manera de autoevaluación, de búsqueda de nichos de oportunidad en los cuales se pueda sembrar la calidad futura.

Reprobar, juzgar y sentenciar no sería justo, porque el buen maestro no busca llegar solo y de prisa; sino que busca llegar con todos y a tiempo. El buen maestro vive lo que predica y se acerca a los demás para ayudarlos. Comprende que educar es permitir que florezcan las mejores cualidades humanas de sus pupilos -etimológicamente “sacar de dentro”-, y que al final del día, al terminar el curso, ninguno falte.

Maestro no es aquel que rebaja la cuerda para que los alumnos fácilmente accedan a grados superiores, ni el que con prontitud y celeridad pide prebendas para el alumno influyente, susceptible de ser extorsionado en el mundo profano.

Maestro es el que explica, de viva voz, con sus propias palabras, los conceptos. Maestro no es el que musita palabras anacrónicas de vetustas y polvosas ediciones, sino el que logra comprender la esencia de las mismas y traerlas de manera sencilla, al aquí y ahora de quienes lo escuchan.
Si esto falla, falla el maestro.

Ser maestro sin tener alumnos, sin tener a quien compartirles, simplemente implica pretender ostentarse como maestro en el sentido etimológico de ser más que los demás, lo cual reduce irremisiblemente la concepción y la condena al olvido y al fracaso absoluto, con el respectivo dispendio de recursos que ello implica. Entonces solo podemos ostentarnos racionalmente como maestros si tenemos aprendices, si tenemos compañeros, si hay maestros jóvenes que nos asuman como tales y nosotros les instruyamos. Si el propio maestro joven víctima de soberbia niega al decano, o si el decano ignora al maestro joven, seremos partícipes de la desintegración de esta R:.L:. S:. concebida como un centro de aprendizaje.

Por ello, no formemos maestros que no estarán dispuestos a ejercer el magisterio, no les permitamos llegar ahí. Si están dispuestos a serlo, que lo señalen de su libre y espontánea voluntad y que se comprometan a presentar resultados de ello desde antes de serlo. Y por otra parte, a quienes ya somos maestros deberíamos de invitarnos a demostrarlo.

¿A cuántas personas hemos instruido en esta logia? A cuántos ávidos de conocimiento hemos brindado seguimiento para que ingresen? Esa cifra puede ser señal de cuánto hemos abrevado de la masonería y cuánto hemos devuelto. Si la masonería está en decadencia es fundamentalmente por los hombres que la integramos, particularmente por aquellos que ingresan a servirse de ella, de sus relaciones, a colocarse, a volverse parte de una clase acomodada, creyendo que lo merecen todo y que no deben de reportar nada a cambio.

Si no lo hemos hecho, reflexionemos y procuremos ostentar menos nuestra maestría y retornar al trabajo masónico con más ahínco que nunca. El silencio es un gran consejero, ayuda a organizar nuestras ideas y a contemplar la obra que hemos construido. Opinemos menos sin sustento, guardemos más silencio y proyectemos concretamente hasta que logremos hacer florecer lo que nos proponemos colectivamente. La falta de evaluación y de autocrítica limita a informar solamente a los externos y a priorizar otros intereses por encima de la fraternidad.

Por otra parte, ¿cuántas veces hemos fungido como antiejemplos en nuestra vida? ¿cuántas veces hemos decepcionado a quienes nos rodean con actitudes plenamente profanas? ¿cuántos de los que otros maestros han cuidado se han ido por falta de seguimiento de sus respectivos maestros, quienes deberían de estar al pendiente de su formación y cuidado, más no lo hacen por razones que solamente ellos conocen?

El maestro debe ser un diáfano reflejo del Orden que ha sido designado para este plano existencial, aunque ¿a cuántos les hemos extraviado su razón susurrándoles sofismas?

¿Cuántas veces hemos aprovechado nuestra maestría para obtener poder, o para engañar a otros maestros menos hábiles sumándolos a lo que nuestros torvos deseos señalan?

Por ello, los invito a que ejerzamos la maestría con ejemplo, no con ostentación fatua e inverosímil, que en la vida diaria la luz del sol desnuda los materiales translúcidos, manifestando la calidad de lo que hemos construido. Siempre el maestro será también aquel que sabe guardar la compostura en los peores escenarios.

Con nuestros hábitos y conductas ¿cuántas vidas hemos iluminado y cuantas ilusiones hemos segado? ¿Cuántos proyectos se han marchitado entre nuestras magistrales manos y cuántas hemos hecho florecer con nuestras amorosas palabras y continuo cuidado? Sopesemos con la balanza dentro de nuestra conciencia, para que en ese balance, tal vez comprendamos que es inútil buscar influir en vidas ajenas cuando somos manifiestamente incapaces de controlar nuestro propio cuerpo y ponernos a trabajar a costa de someter nuestras pulsiones traicioneras.

Por ello, asumamos unívocamente que los aprendices, los compañeros y los maestros masones no son de nadie, en todo caso ,son de la Logia, y nuestros esfuerzos en pro de la logia deben de ser en positivo, impidiendo por encima de cualquier interés individual, material o colectivo que se caigan nuestras columnas más valiosas, las de carne y hueso. Ya que el maestro es el primero que debe saltar al frente para trabajar de más y con ello poner el ejemplo, es el que debe señalar la manera de burilar, el que deja la tarea en las vacaciones y la revisa de retorno a clases, el que debe de encabezar la organización de los actos cívicos, privilegiando la participación y desenvoltura de los más nuevos, mostrando ante la comunidad de aprendizaje de manera constructivista cómo han ido desarrollándose los educandos bajo su tutela. Asimismo, siempre es el primero que debe preocuparse por los que se han quedado rezagados.

Si eso no es ser maestro, por favor díganmelo, porque he estado equivocado.


Or:. de Morelia, Michoacán, a 1° de mayo de 2010, E:.V:.

Fraternalmente,


M:.Mas:.
¡Es Cuanto!

viernes, 30 de abril de 2010

La Fraternidad Masónica

A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
R:.L:.S:.
del R:.E:.A:. y A:.
V:.M:.
QQ:.HH:. Pastmasters,
QQ:.HH:. Ttod:.



“Dijo Jesús, con compasiva comprensión y afecto fraterno, recibid en la comunión de la hermandad
a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva,
sean ellos judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes”
El Libro de Urantia.

La masonería, si bien desde su existencia ha constituido un paradigma universal de la construcción individual, también señala la necesidad imperiosa de establecer relaciones con semejantes que buscan la propia superación en la misma medida que la grupal y como especie. El trabajo individual allana el camino, pero la sinergia colectiva rompe cualquier barrera que se le atraviese.
Lo anterior sin la intervención de la fe es letra muerta. La fe implica poner en práctica todo el andamiaje moral que hemos ido construyendo durante nuestras vidas y que se realiza con nuestro trabajo cotidiano, al grado de ser sabedores de nuestras propias capacidades y limitaciones, conocedores de nuestro contexto y de la manifestación omnisciente del poder divino que todo lo encuadra en su justo medio.
La fraternidad es sentir, vivir, cuestionar y convivir con los demás en un ambiente de confianza plena, de respeto absoluto, de diálogo constructivo en el cual el mensaje es cada paso que damos en la vida y que debería regocijarnos, cuando alguien que actúa como si tuviera tu misma sangre y la misma esencia logra avanzar en su propio camino. A su vez, el propio camino debería entrelazarse de tal manera que permita construir colectivamente.
¿Qué implica la fraternidad? Entre las cuestiones que logro identificar son las siguientes:
• Ser consciente de que a los hermanos se les reconoce, no se les elige.
• Debe generar un vínculo indestructible entre los fraternos.
• Se sabe bien que se poseen los mismos genes, la misma herencia y origen.
• Es del pleno conocimiento que debe ser incondicional y recíproca.
• Es una manifestación de amor constante y profundo, filial.
• La única certidumbre que existe es la de que siempre vamos a dar, a compartir, a ofrecer generosamente, a brindar de nuestro tiempo, atención, dinero , redes sociales y contactos, favores, energía, trabajo e incluso, si es preciso, hasta derramar nuestra propia sangre
¿En qué se diferencia el sentimiento de fraternidad de la fraternidad masónica? En que es unaa fraternidad más dirigida, plenamente encausada, ideal, organizada a la manera de un manifiesto de destinos decididamente imbricados en torno a la consecución de los más altos ideales del desarrollo integral del género humano, alegóricamente denominados en nuestra augusta institución como la Gran Obra.
En esta manera de hermanamiento existen juramentos expresados, cual savia humana que se encadena gota a gota, sin importar que las hojas se marchiten o se desprendan hasta elevarse como polvo en la nada, debiendo permanecer incólume ante el paso del tiempo, la lejanía física, la desgracia, la enfermedad o el fallecimiento.
Esto es ir tejiendo actos de vida en una red de expansión social que nos posibilita ser la hermandad por antonomasia en la historia de la humanidad.
A pesar de lo anterior, como en todo proceso vital, la fraternidad languidece hasta dejar de existir cuando no se le retroalimenta, cuando nuestra pureza emocional está en tela de juicio- sí, la fraternidad es una virtud tan alta que forma parte del lema universal de la hermandad masónica y como tal, requiere poseer previamente una elevada calidad moral para poder practicarla-, cuando menospreciamos, imponemos, soslayamos, manipulamos y olvidamos nos volvemos egoístas.
Definitivamente, cuando no reconocemos la misma esencia en los demás, cuando no nos vemos reflejados en los otros, cuando nuestras penas no son las de nuestros hermanos, sino que las imaginamos ajenas, cuando los abusos cometidos hacia un Q:.H:. no se sienten en carne propia, cuando actuamos a conveniencia personal, de nuestros intereses y de nuestra desidia es que se destruye la fraternidad.
Es entonces cuando logramos distanciarnos y alejar a quienes efectivamente en algún momento de nuestras vidas se erigieron como compañeros de nuestra lucha cotidiana y sintieron nuestro dolor y festejaron nuestros propios logros como si fueran los propios. Es entonces cuando llega el tristísimo instante en el cual los eslabones se abren para separarse, el compás y la escuadra se herrumbran y las columnas se desploman.
Sin embargo, la desazón no nos invade, porque vivir plenamente la fraternidad implica que los miembros seamos capaces de tener esperanza tanto en las propias fortalezas y nichos de oportunidad propias como en las de los demás, para lograr realizar nuestros más nobles propósitos, a la vez que tener la sensibilidad y entereza necesarias para alejarnos de lo que nos limita y hace daño. La capacidad de esperar, de ser paciente sin padecer, de tener la certidumbre de que nuestro sendero se allanará actuando de acuerdo con nuestra buena conciencia.
Aun así, cuando lo que vivimos en nuestro templo nos aleja de seguir deseando fervientemente ser constructores de nuestro destino individual y colectivo, algo está pasando, algo ocurre con las relaciones que entablamos con tan altas miras, cuando vemos que nuestros hermanos se alejan de nosotros, cuando nuestros QQ:.HH:. recién iniciados se alejan de nuestros templos por no haber visto reflejados los ideales masónicos que los han atraído a tocar nuestras puertas. Hay que identificar las circunstancias que propician tales problemas y brindarles solución inmediata con todos los mecanismos que sean necesarios y conducentes. Y si no existen, hay que generarlos e implementarlos, para evitar que los procesos de selección, entrevistas, iniciación, instrucción, burilado de trabajos, administración y gestión de la logia, exaltación, elecciones, exhortos, extrañamientos y bajas, entre muchos otros, sean aplicados u olvidados de manera discrecional y muy a la conveniencia de unos muy pocos -porque pocos ya somos-.
Cuando nuestros QQ:.HH:. Aapr:. priorizan otros gastos, otros compromisos, otras actividades intelectuales, físicas, deportivas, sexuales, familiares, es que algo está ocurriendo, es que el egregor fraterno que tanto trabajo nos ha dado generar está desfalleciendo de anemia, olvido y tristeza. Entonces seremos ni más ni menos tal y como aquellos a quienes Jesús llamó “sepulcros blanqueados”.
La masonería si no es concebida como una alta escuela de fraternidad en la que aprendemos a generar alto impacto mediante nuestras acciones en nuestros consanguíneos, no es sino un ocioso gimnasio en el cual Narciso se marchita perennemente ante la imagen poco robusta que siempre mostraremos.
Sí, a cambio demos a nuestros hermanos nuestros buenos oficios, servicios en abundancia hasta que nos duela, pero recordemos siempre que alguien egoísta, en palabras del Dr. Wayne Dyer es aquel “que se convierte en una carga para los demás” y los egoístas no tienen cabida en una institución como la Francmasonería. Aquellos que piden y piden sin brindar a cambio reflejan un ego que padece bulimia material y anorexia espiritual.

Fraternicemos de la mejor manera, tal y como nos gustaría que nos manifestaran la fraternidad nuestros hermanos. Un reflejo inmediato de nuestro sistema fraterno es la beneficencia que ejercemos colectivamente. En la medida en que seamos capaces de preocuparnos por ser generosos y realizar obras que efectivamente modifiquen la vida de los menos favorecidos, podremos hablar de que la construcción colectiva de fraternidad que hemos realizado es sana, vigorosa y socialmente útil.

Reflexionemos:
¿Qué hacemos para incrementar nuestros sentimientos de fraternidad, cómo nos preparamos para anticipar, entender e integrar a nuestros queridos hermanos?
¿Cómo demostramos nuestra fraternidad?
¿En verdad nos interesa sentir y vivir nuestra fraternidad ó sólo nos interesa ser libres de hacer lo que queramos, igualarnos a quienes han obtenido con trabajo arduo sus logros y méritos y que nos reconozcan como hermanos sin ofrecer algo a cambio? Si la respuesta es lo segundo, habremos logrado una bizarra y contrahecha caricatura del egregio lema que enuncia “Libertad, Igualdad, Fraternidad” y que reconoce a los masones por toda la faz de la Tierra y en el Et:. Or:.
No olvidemos jamás que al igual que la inmortalidad del alma, la fraternidad trasciende las fronteras de nuestras existencias. Por ello, no perdamos la clase masónica, cediendo a nuestras pulsiones actuando convenencieramente con nuestros propios hermanos, porque tarde o temprano, lo que es común deviene en corriente y podremos extremar tal actitud hasta el grado de denominarle uso y costumbre.

Con mi más profundo anhelo de que nunca se acabe nuestra hermandad en esta Log:., de que trabajemos con fuerza y vigor desde nuestros respectivos ámbitos de acción, que nunca permitamos que la situación nos desanime y en tanto demostremos una auténtica fraternidad a toda prueba, reciban por este medio un abrazo fraternal.

Or:. de Morelia, Michoacán, a 1° de mayo de 2010, E:.V:.



Fraternalmente,
MDP,
¡Es Cuanto!

sábado, 17 de abril de 2010

En qué he transformado mi vida mediante la Mas:.

· No lo recuerdo, fue tan rápido que no me di cuenta en qué punto dejé de disociarlo.

· Sin embargo,me volví dependiente a unas metas que no alcancé jamás. Me vi en la necesidad de pagar el precio reiterado de ejercer mi libertad de conciencia.

· A ser mi propio ejemplo irrepetible y a cambiar mi mundo, mi realidad interior sin tocar el resto.

· Tal vez sea el momento de revirar, de conformar un nuevo ciclo.

· Las cosas no volverán a ser iguales ni los exhortos ni exigencias de un servidor continuarán en la misma línea.

· Mi vida la he transformado desde que solté mi membresía y decidí invertir más energía en vigilar mi accionar.

· Aprendí a cuidar más el fondo y menos la forma, vigilar mis intenciones más que los resultados que son oropel.

· A la vez, a dejar de actuar como general y trabajar

· Dejar de sentirse gavilanes polleros al ostentar nuestro status.

· de estar reafirmando carencias atávicas que se arrastran desde hace años.

· De ser un instrumento de comparación competitiva individualista que poco aporta

· Dejar de presumir que hacemos o qué fuimos. Al menos durante un instante de nuestra vida, todos somos chingones, por lo tanto, venir a compararnos o a presumir logros simplemente me resulta ocioso. Mejor veamos cómo podemos apoyar nuestros proyectos de manera altruista y leal, sin dejar de aportar a lo colectivo.

· Hemos promovido el individualismo, colgarnos medallas que a lo mejor no nos corresponden y se nos ha olvidado la esencia, el venir a compartir un poco de nosotros.

· Me preocupan las columnas

· Me preocupa mi propia inacción.

· Deseo que hoy salgamos con objetivos concretos, de cómo manifestar a nosotros mismos nuestra filiación y fe masónicas.

· Un trazado no hace verano, ni tres asistencias.

· Desanimarnos tampoco es la mejor manera de contribuir.

·
· En qué la transformaré: Hoy a comprometerme con más pasión, coraje, voluntad y deseo que nunca antes por conseguir lo que me propongo por el bien de la humanidad.



Fraternalmente



Or:. De Morelia Michoacán, a 17 de abril de 2010, E:.V:.
MDP.

martes, 9 de marzo de 2010

Reflexiones sobre la Transición del Quién Soy hacia el Encuentro con nuestra Vocación Masónica

Reflexiones sobre la Transición del Quién Soy hacia el Encuentro con nuestra Vocación Masónica

En el periodo de nuestras vidas en el que nos hacemos iniciar como masones, frecuentemente nos asedian una serie de dudas, relacionadas con este nuevo ámbito de nuestras vidas, una responsabilidad por guiarnos por el sendero de la evolución individual, lo cual nos hace preguntarnos constantemente quiénes somos. Muchas veces en dilucidar la respuesta extraviamos el camino o desperdiciamos más energía de la que deberíamos, distrayendo nuestra atención de nuestros asuntos, presos de angustia, incertidumbre o de vacío existencial. En realidad, más allá de poder definir con determinadas palabras, modelos ontológicos o ecuaciones quienes somos, deberíamos de encontrar nuestro propio ritmo, el leitmotiv de nuestra existencia y lograr determinar si en verdad la masonería conforma parte de nuestra vida, si existe algo dentro de nosotros que nos impela a desbastar nuestra piedra bruta, es decir, a buscar la verdad, el bien, la justicia, conocernos a nosotros mismos, participar en mejorar nuestro entorno con toda nuestra fuerza y vigor – como se dice masónicamente, trabajar en la Gran Obra-, ser más felices, mejores seres humanos, más sabios, más cuidadosos, más alertas, más despiertos en suma.
Hace algunos ayeres realizamos un trabajo masónico denominado “Quién Soy”, de donde considero, los resultados del mismo, planteados en papel fueron un tanto magros, a comparación del esfuerzo que implicó desbastarlo, reflexionar con nosotros mismos y explorar nuestro interior, para poder decir quiénes somos. Recuerdo que me preguntaba cuestiones tales como las siguientes:
¿Soy lo que hago?
¿Soy lo que poseo?
¿Soy lo que domino?
¿Soy lo que dicen los demás que soy?
¿Soy lo que esperaba ser y lo que los demás esperaban de mi?
¿Soy lo que me gusta hacer?
¿Soy mis grados, títulos, diplomas y condecoraciones?
¿Soy lo que retengo en mi memoria? ¿Soy lo que pienso?
¿Soy con y como con quienes me relaciono?
¿Soy la suma de mis roles en sociedad?
¿Soy lo que amo? ¿Soy lo que deseo? ¿Soy de lo que carezco?

Recuerdo que cuando retiré todo lo anterior, mi identidad quedó conformada por la suma de experiencias y reflexiones en mi vida, a la vez que por la misión que aunque no la conozca la puedo sentir, tal y como siento la vida y la sangre que corre por mis venas. Soy lo que vivo, y lo que deseo ser, bajo unas condiciones únicas e irrepetibles y siento la vocación a dejar huella en mi entorno, mediante la obra que mi vida representa.
Si este llamado que se siente a realizar una obra grande, a poner una estrella más en el firmamento, con la puesta en marcha de los buenos oficios de que soy capaz, es una vocación, entonces la vocación masónica existe en mí.
Os recuerdo que la palabra vocación viene del término latín “vocare”, que significa llamado. Que es como una voz interior que nos impulsa a seguir hacia adelante en nuestras vidas. Al saber que definir quiénes somos está definido por esa pulsión en el pecho que nos arroja al vacío llenos de esperanza y magnetismo inaudito por encima de todo riesgo, para volcarnos de lleno a ejercer ese llamado de nuestro interior, que nos impulsa a develar el secreto que nos hace sentirnos y ser masones.
Independientemente de la filiación masónica, la vocación de construirse a sí mismo es algo que existe en el ser humano, la evolución es ineludible como especie. Como individuo es extraviable.
Es el llamado interior a superarse, a construir una vida diferente de la que se ha llevado. Es por extensión, darle sentido a los hechos del pasado y resignificarlos ordenadamente, de tal manera que nos sean útiles en nuestro camino.
El llamado de la masonería debe ser sumamente fuerte en aquellos quienes deciden abandonar su vida cotidiana, entre sueños y penumbras, porque es preciso sentir profundamente el clamor interior con tal intensidad que nos permita naturalmente alejarnos de los vicios. Es entonces esa, la finalidad de la iniciación masónica.
Es la vocación masónica también, nuestra capacidad de alejarnos de nuestros hábitos y costumbres cotidianos de hacer el mal; que necesariamente, por simple repetición implican al hombre poco virtuoso el adquirir presteza, habilidad, soltura y facilidad para actuar equivocadamente, contentando sus instintos, que cobran penosa factura causando ansiedad, desesperación y frustración si no se satisfacen en el instante y la manera requerida. Más aun: cuando en algún momento de lucidez se adquiere la certeza del tiempo transcurrido y que jamás regresará, se asesta el golpe final a la soberbia del vicioso, que ha corrido persiguiendo fantasmas que jamás existieron.
Para tales efectos, es preciso poner un cuidado particular en nuestra formación masónica, aprendiendo a manejar las virtudes, conocerlas y evitar confundirnos. Estar muy alertas en cuestiones del ejercicio de la prudencia, que no es sino la virtud de poner en movimiento las demás virtudes, ser estratega al momento de manifestarlas en acción, sin descuidar ni minimizar los riesgos que implican. Asimismo, es desenmascarar a nuestras pasiones que se esconden muchas veces detrás de nuestro rostro más humano y filantrópico.

Or:. de Mor, a 6 de marzo de 2010, E:.V:.


Fraternalmente,
MDP
¡Es Cuanto!

sábado, 13 de febrero de 2010

El Amor en el Grado de Aprendiz

“Lo que hacemos por amor se cumple más allá del bien y del mal”
Friedrich Nietzsche

QQ:.HH:., ¿qué es amar? Definirlo implica conocer diversas ciencias, ética, filosofía y tener mucha experiencia en la vida. Los griegos la definieron con muchas palabras como ágape, filia, xenia, storge, eros, etc. En múltiples disciplinas humanas aparecen esfuerzos por definirla (v.g., ver Figura 1). En castellano existen el cariño, afecto, comprensión, intimidad, desear, querer, etc. Las definiciones coinciden a que es un sentimiento entre personas, que implica una elección, una decisión. Yo pienso que el ser humano es capaz de amar en la medida en que construye su cuerpo espiritual, desarrolla su alma y con la sabiduría que brinda la experiencia y la congruencia personal, es capaz de amar más, mejor y de reconocer este sentimiento y aprende a convivir en sociedad eligiendo las manifestaciones que le brinden más de este motor de la evolución humana.

La mónita del grado aparece repleta de referencias al amor, como virtud transversal. Hace algunos trazados, analizaba la mónita respecto a la trayectoria evolutiva que debe seguir el aprendiz de masón en este grado, la cual cuando la volví a revisar desde el paradigma de este grado, aparece la palabra amor por todas partes, como un paradigma a sembrarse en el ser humano que ha sido iniciado como masón, como paradigma. Ingresar a la generación y no creación, que ambos pueden ser bien parte de un acto de amor, pero el ser humano tiene la capacidad de generar, más propiamente desde la perspectiva de la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Virilidad (VIRTUD, como el => AMOR ) como causa de la generación. Los trabajos tienen por objeto sembrar la duda filosófica (FILOS = >FILIA, AMOR ) en el espíritu (CONCIENCIA => nos permite darnos cuenta del amor) del iniciado, haciéndole tocar con el dedo (HUMILDAD) la esclavitud (INCONGRUENCIA, HUMILLACIÓN, FALTA DE AMOR) en que ha vivido, despertando en su corazón (SEDE DEL AMOR) el sentimiento de su propia DIGNIDAD (AMOR PROPIO), e impulsándolo al estudio de la verdad (VERDAD GNOSTICA) , libre de preocupaciones (PAZ, resultado del estado vibratorio en un sentimiento tal como el amor).

Por supuesto que depende de qué entendamos por amor, pero el templo está repleto de alegorías al respecto, que podemos contemplar en ese pasivo equilibrio distante entre ambas columnas, que no se quitan la vista de encima, sin aproximarse ni alejarse jamás; en ese recurrente escarceo entre la viril escuadra y el compás femenino, que hasta que hemos terminado de trabajar, los alejamos. Ni qué decir del Libro de la Ley que empleamos en nuestra Log:., que está repleto de historias de amor, de sacrificios, orgías, harems, devoción, virtud, sufrimiento y fecundidad.

El cosmos es una gran familia de cuerpos cósmicos emanados de un acto de amor, de una irrupción de energía que sojuzga el espacio estirándolo hacia el infinito. También lo es reencontrarnos cada ocho días, a la misma hora, en el mismo lugar oculto, a cubierto de toda indiscreción, para realizar los trabajos que nos iluminan.

Los tres escalones, Sabiduría, Belleza y Candor, en muchas logias aparecen como Sabiduría, Belleza y Amor. Fe, Esperanza y Caridad, aparece constantemente como fe, esperanza y amor. Los pares de opuestos, el piso de la logia, dan fe de lo mismo. Amar es convertir una tenida en un acercamiento entre seres distantes para conseguir multiplicar el amor que nos hace fuertes y unidos en fraternidad.


Usar la palabra es un acto de amor, en donde se debe hablar con candor, franqueza, paciencia, moderación, asertividad, con atrevimiento a despertar la conciencia propia y colectiva. La cadena de unión nos menciona reiteradamente que debemos de estar sólidamente reunidos en el mundo profano, para ser fuertes ante la adversidad, cuidando que ninguno de estos eslabones se desprenda, porque con ello, los masones que se aman los unos a los otros, pierden uno de los suyos. En esos aspectos, debemos entender bien que hay que aplicar esa manera de amar que nos mostró la Madre Teresa de Calcuta, acompañando hasta la muerte.


El amor se construye, como toda virtud, - de vir, de hombres-, una cualidad del más evolucionado de los animales conocidos en la creación. Entonces, como las demás virtudes, debe tener magnitudes, en las cuales debemos de ir evolucionando y recorriendo todos los estadios para convertirnos en seres capaces de amar y de ser amados. Con ello, también podremos reconocer la ausencia de tal virtud, sentimiento y finalidad

En logia, todo trazado, toda presencia, toda llamada, debe ser comprendido como un acto de amor. Somos seres de amor, aunque nuestras obras y actos sean en ocasiones inconscientes o poco reflexionadas. Por ello hay que poner especial empeño en manifestar que la transversal virtud motivo de este trazado aparezca preponderantemente en nuestras palabras, actos y obras.

Asimismo, hay que ser comprensivos, tolerantes y respetuosos ante antas pulsiones, virtudes, defectos, errores que cometemos reiteradamente en aras del amor, al igual que nuestros semejantes. Los caminos son múltiples, rebuscados, con innumerables retrocesos, pero sin duda, nos acercan a nuestra misión de amar más y poder trabajar de manera más entregada en la trascendencia del género humano y en lograr nuestra felicidad.

Definitivamente, una vida llena de amor, vibrante y boyante en plenitud de este sentimiento nos permite entregarnos a la gran Obra. La felicidad para mí, es el estado en que permanezco durante el tiempo que transcurre mientras realizo un acto de amor.

El amor es el lubricante que el GADU:. añadió a la materia para animarla, con ello brindándole vida, interacción, posibilidades y albedrío en abundancia. El amor es transversal, une las diferentes dimensiones del ser humano, siendo superior a sus obras, que muchas ocasiones se pierden en la memoria, pero la construcción de nuestro ser, el enriquecimiento de nuestra alma, difícilmente se pierde.

Es lo que se toca en uno mismo, la capacidad de amarnos y entregarnos a salvaguardarnos a nosotros mismos cuando nos encontramos en situaciones adversas, para lograr superar las oposiciones más atroces.

Cuando se ama, no necesariamente el objeto del amor es lo más placentero, sino lo que se elige amar, y lo que se ama, indefectiblemente nos hará evolucionar si somos capaces de encausarnos.

Queridos hermanos todos, los invito a encontrar el amor en sus vidas y establecer las fuentes del mismo para que estemos juntos y en armonía. Amemos como lo consideremos mejor, con más fuerza, disciplina, con más decisión, aquí y ahora, de tal manera que una de las primordiales maneras de mostrarle al mundo exterior los frutos de nuestros trabajos masónicos, sea que nuestra capacidad de amar nos distinga como tales. Procuremos que todas nuestras acciones en nuestra vida sean paradigma del amor para la humanidad.