jueves, 21 de mayo de 2009

Algunas Lecciones Históricas de Melchor Ocampo para el Liberalismo

El 3 de junio se  conmemora la muerte de uno de los patriotas más célebres, quien hace siglo y medio contribuyó a consolidar el Estado mexicano, en la gesta heroica encabezada por un grupo de patriotas liberales, quienes lideraron al pueblo de esta nación sentando las bases de la modernidad en nuestro país.

Si bien, las personas que actualmente procuran llevar un estilo de vida acorde con los principios del liberalismo se encuentran proverbialmente distantes en tiempo, espacio y altura de aquellos héroes que contribuyeron a consolidar la nación mexicana, ante el compromiso tan profundo que implica  tal responsabilidad histórica, es preciso realizar esfuerzos reflexivos para barruntar el futuro de la herencia que en ocasiones parece pesar más que propulsar, esperando ser más cercanos en altura de pensamientos al legado del Ocampo que del actuar de los conservadores que le dieron muerte artera en Tepeji del Río.

Los liberales de esta entidad en los últimos 30 años se encuentran en una profunda deuda histórica, en cuestión de su escasa contribución hacia el desarrollo social de la entidad, entendido de una manera sistémica, de carácter endógeno y centrado en los más necesitados.

A la par,  han permitido el avance inaudito de la ideología de derecha en una entidad que si bien siempre ha tenido vetas de  conservadurismo, nunca había penetrado tanto dicha corriente ideológica, siendo ahora incluso bien vista por algunas corrientes liberales, entrando al ámbito transaccional -adjetivada de tal manera hace 150 años por Ocampo- con los otrora enemigos.

Se privilegia el debate filosófico más que los proyectos concretos, se promueven cartas, desplegados, actos en plazas públicas, en donde se musitan torpes alabanzas a quien no las requiere, porque la impronta de su obra trasciende los alcances de los discursos apologèticos, a la vez que se realizan otras actividades de relumbrón que ciertamente a nadie le erradican su miseria, cuando es más necesaria la acción por medio de la movilización ciudadana, los proyectos de economía solidaria, la prédica con el ejemplo altruista y comprometido, etc.

Entre el mismo liberalismo nunca faltan aquellos que  se han opuesto a las reformas de toda índole, lo cual nos remonta a las palabras de Melchor Ocampo, quien llamó a los moderados “conservadores más despiertos”, porque en ellos nunca hay momentos de hacer reformas, siempre es bueno posponerlas, burocratizarlas o anquilosarlas. También constituyen una barrera al progreso de las instituciones liberales.

Más aun, de entre la herencia de la clase política, no faltan los que erigiéndose maestres y detentatarios de alguna ficticia corriente del liberalismo, aprovechan tal palestra para obtener prebendas políticas y económicas, operando a diestra y siniestra en materia política y emulando a las cucarachas, destruyendo mucho más de lo que se comen, en el plano material y en el desánimo y descrédito que  comunican con su actuar.

Afortunadamente son fácilmente identificables por su indumentaria, lenguaje meloso, su actitud servil, sempiternamente prosternados ante los poderosos, cargados de llamativas medallas y anillos que nos permiten reconocerlos como tales y ubicarles en el poco honorable sitial que la historia contemporánea les resguarda como premio a sus acciones.

Sin embargo, más allá de los  que  prevarican con la ideología liberal, en franco contrasentido al progreso de nuestra entidad y han secuestrado la herencia del liberalismo y despilfarrado su legado trocándola por la satisfacción de intereses particulares o de grupo, se encuentran los que si pueden denominarse como tales, quienes han sido congruentes y fieles a los principios, contribuyendo desde su trinchera con los ideales que los mártires del liberalismo propugnaron.

A pesar de que hoy se percibe dispersión, se puede volver a acumular la paz, progreso y espíritu libérrimo que caracterizó las gestas heróicas que nos dieron patria y libertad, con el compromiso y suma de voluntades de todos.

Sin embargo, es imposible olvidar que en este proceso –parafraseando a Ocampo- podemos caer en el ejercicio de nuestros buenos instintos por medio de  felices organizaciones más que en la construcción de un sistema lógico y bien razonado de obrar. Se requiere un actuar serio, concentrado, disciplinado para lograr revertir el proceso de la displicencia en el actuar.

De acuerdo con lo reseñado, o estamos repitiendo nuestro pasado o no hemos superado los errores de hace 150 años. Al menos en esos aspectos que señala Melchor Ocampo. Sin embargo, con las herramientas que tenemos, de la paz que gozamos, es cuestión de ajustar el rumbo, con marcos legislativo, jurídico y filosófico, que permitan maximizar los esfuerzos  que realizan las instituciones  y liberales en pro del desarrollo de la entidad, para incrementar la eficacia y eficiencia, la calidad en todos los aspectos.

Sin embargo la esencia de los principios prevalece. Los mecanismos son los que NO han evolucionado Es momento de que en esta entidad dinamicemos el sistema con el cual ejercemos el liberalismo hacia el exterior. Un aparato flexible, ágil e inteligente debe ser articulado para poder lograr accionar de mejor manera en nuestro entorno.

Entonces hay que mejorar el sistema para poder obtener mejores resultados, cuidando que los integrantes del gran proyecto liberal sean personas reconocidas, de solvencia moral, sin vicios y comprometidos verdaderamente por una causa, e iniciar por una praxis individual. Mientras no sean una clase de personas  diferentes, con menos vicios, con mayor actitud y vocación de ser la generación que detonará el cambio en nuestra sociedad, que lleve la convicción de este ideal a cada una de nuestras ciudades, no estaremos sino dando vueltas sobre lo mismo.. No bastan con las buenas intenciones, se debe demostrar la vocación progresista en el diario actuar.

Se requiere un  sistema institucional que modele las características poderosas del liberalismo filosófico, un plan estratégico que trascienda en tiempo y alcances los intereses de los integrantes, a la par que se requiere conformar un sólido  núcleo de liberales preparados, con ideales claros y comprometidos  con el progreso de la entidad, que formulen, articulen y den seguimiento a los proyectos de desarrollo que requiere la sociedad de la entidad, tal y como trabajaban los predecesores de hace 150 años.


Frat:.
Or:. de___, a 21 de mayo de 2009, E:.V:.

Masón de Pants

Es Cuanto!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Melchor Ocampo fue un traidor a México junto con la camarilla de liberales masones hijos del diablo Juárez & Cía. Púdranse en el infierno y nos vemos en el Armagedón.